Ángelus: familiarizarse con la Biblia para salir victoriosos de las tentaciones

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Las tentaciones de Jesús durante sus cuarenta días en el desierto fueron el tema de la meditación del Santo Padre antes de rezar el ángelus dominical con los fieles y peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro.

El episodio que narra San Mateo se coloca en un momento preciso de la vida de Cristo, que acaba de recibir el bautismo en el Jordán y está a punto de comenzar su ministerio público y, porque tiene un enemigo declarado, Satanás,  lo afronta de inmediato, “cuerpo a cuerpo”. “El diablo –explicó Francisco- hace presa sobre el título de “Hijo de Dios” para alejar a Jesús del cumplimiento de su misión…. y le propone hacer gestos milagrosos – hacer de mago- , como convertir las piedras en pan para saciar su hambre y arrojarse desde lo alto del Templo para que le salven los ángeles. A estas dos tentaciones, sigue la tercera: adorarlo a él, al diablo, para dominar el mundo”.

Con estas tres tentaciones Satanás quiere desviar a Jesús de la senda de la obediencia y de la humillación “porque sabe que así, por este camino, el mal será vencido – y llevarlo por el falso atajo del éxito y de la gloria. Pero Jesús para todas las flechas envenenadas del diablo con el escudo de la Palabra de Dios que expresa la voluntad del Padre. Jesús no dice ninguna palabra propia: Responde solamente con la Palabra de Dios. Y así el Hijo, lleno de la fuerza del Espíritu Santo, sale victorioso del desierto”.

“Durante los cuarenta días de la Cuaresma estamos invitados, como cristianos, a seguir las huellas de Jesús y a combatir la batalla espiritual contra el Maligno con la fuerza de la Palabra de Dios. No con nuestra palabra: no sirve –subrayó el Pontífice-  La Palabra de Dios es la  que tiene  fuerza para derrotar a Satanás. Por eso  hay que familiarizarse con la Biblia: leerla a menudo, meditarla, asimilarla. La Biblia contiene la Palabra de Dios, que es siempre  actual y eficaz”.

“Alguno ha dicho –prosiguió el Obispo de Roma ¿Qué pasaría si tratásemos a la Biblia como tratamos a nuestro teléfono móvil? Si la lleváramos siempre con nosotros, o por lo menos el pequeño Evangelio de bolsillo, ¿qué sucedería? Si  volviéramos a buscarla cuando nos la olvidamos, si la abriéramos varias veces al día, si leyéramos los mensajes de Dios contenidos en la Biblia como leemos los mensajes del teléfono… ¿Qué pasaría? Claramente, la comparación es paradójica pero nos hace reflexionar. Si tuviéramos la Palabra de Dios siempre en el corazón, ninguna tentación podría alejarnos de Él  y ningún obstáculo podría desviarnos del camino del bien; sabríamos vencer las sugerencias cotidianas del mal que está en nosotros y fuera de nosotros; seríamos más capaces de vivir una vida resucitada según el Espíritu, acogiendo y amando a nuestros hermanos, especialmente a los más débiles  y necesitados, y también a nuestros enemigos”.

¡¡Que la Virgen María, icono perfecto de la obediencia a Dios y de la confianza incondicional en su voluntad, nos sostenga en nuestro camino cuaresmal, para que escuchemos con docilidad   la Palabra de Dios y nuestro corazón se convierta verdaderamente!”, terminó el Papa.

 

(5 de marzo de 2017)

 

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