El Papa reitera su llamamiento para la protección de los menores emigrantes

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“Hoy –dijo el Papa después de rezar el ángelus-  se celebra la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, dedicada al tema “Emigrantes menores de edad, vulnerables y sin voz.” Estos hermanos pequeños nuestros, sobre todo si no están acompañados, están expuestos a muchos peligros. ¡Y os digo que son muchos! Es necesario tomar todas las medidas posibles para asegurar a los menores emigrantes la protección y la defensa, así como su integración”.

A continuación dirigió un saludo especial a los representantes de las diversas comunidades étnicas reunidas en la Plaza de San Pedro.  “Queridos amigos, os deseo que viváis  con serenidad en las localidades que os acogen, respetando sus leyes y tradiciones y, manteniendo  al mismo tiempo, los valores de vuestras culturas de origen. ¡El encuentro de diferentes culturas es siempre un enriquecimiento para todos! Doy las gracias a la Oficina de Migrantes de la Diócesis de Roma y a todos los que trabajan con los  emigrantes para acogerlos y acompañarlos en sus dificultades, y os aliento a continuar en este trabajo, recordando el ejemplo de Santa Francisca Javier Cabrini, patrona de los emigrantes, de la que se celebra este año el centenario de la muerte. Esta monja valiente dedicó su vida a llevar el amor de Cristo a los que estaban lejos de su hogar y su familia.¡ Que su testimonio nos ayude a cuidar al hermano forastero, en el que Jesús está presente, a menudo sufriendo,  rechazado y humillado. ¡Cuántas veces en la Biblia el Señor nos ha pedido que acogiéramos a  los emigrantes y a los extranjeros, acordándonos de que nosotros también somos forasteros!

Por último se dirigió con afecto a todos los fieles procedentes de diferentes parroquias de Italia y otros países, así como a las asociaciones y a los diversos grupos. En particular a  los estudiantes de del Instituto Meléndez Valdés de Villafranca de los Barros en España.

“Os deseo a todos un buen domingo y un buen almuerzo –concluyó- Y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Gracias ¡Adiós!”

 

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