Extinción biológica. Cómo salvar el ambiente natural del que dependemos

Comunicado final del seminario “Extinción biológica. Cómo salvar el ambiente natural del que dependemos”, 02.03.2017

sequía

Esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha tenido lugar la conferencia de clausura del seminario dedicado al  tema  “Extinción biológica. Cómo salvar el ambiente natural del que dependemos”, organizado por la Academia Pontificia de las Ciencias y por la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales en la Casina Pío IV  del Vaticano del 27 de febrero al 1 de marzo.

Han intervenido el obispo Marcelo Sánchez Sorondo, Canciller  de la Academia Pontificia de las Ciencias y de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales,  los  profesores Werner Arber, Presidente  de la Academia Pontificia de las Ciencias, Peter Hamilton Raven, Académico de la Academia Pontificia de las Ciencias y  Partha Sarathi Dasgupta, Académico de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales.

Publicamos el comunicado final del Seminario:

“Del 27 de febrero al 1 de marzo, en la Casina Pío IV en el Vaticano, ha habido un seminario conjunto de la Academia Pontificia de las Ciencias y de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales, para examinar lo que sabemos sobre la extinción biológica, sus causas y las  formas a través de las cuales se podría reducir su alcance. Los participantes han llegado a  la conclusión, basándose en la comparación de la documentación fósil,  de que la actual pérdida de especies es aproximadamente  1000 veces la del  porcentaje histórico.

Actualmente estarían en peligro de extinción un cuarto de todas las especies y la mitad de ellas podría extinguirse a finales del presente siglo. Dado que  de los organismos vivos dependen el funcionamiento de nuestro planeta, los alimentos, muchas de nuestras medicinas y otros materiales, la absorción de  residuos y el equilibrio del clima, así como gran parte de la belleza de este mundo, tales pérdidas causarán un daño incalculable a nuestro futuro a menos que no se mantengan bajo control. Conocemos solamente la existencia de menos de una quinta parte de las especies que poblarían el mundo. Por lo tanto estamos perdiendo un potencial desconocido y poniendo en peligro el mecanismo fundamental de nuestro planeta.

Antes del desarrollo de la agricultura hace unos 10.000 años, los seres humanos vivían en grupos de pocas decenas de individuos para los que la supervivencia era un enorme desafío. En aquella época la población mundial era de  cerca de un millón de personas. Con el aumento de la población a empezó la construcción de aldeas, pueblos y ciudades en los que se  ha desarrollado nuestra civilización. Una tercera parte de la tierra se ha destinado gradualmente  a la agricultura

Hace doscientos años, por primera vez, la población alcanzó los mil millones de personas, rozando en 1930 los dos mil millones que hoy en día se han convertido en 7,4 mil millones. Desde 1950, el PIB mundial aumentó 15 veces y la población mundial se ha triplicado. La quintuplicación del  rédito   per cápita ha comportado enormes ventajas para la condición humana contemporánea.

Además de amenazar a millones de especies en peligro de extinción, este enorme aumento de la actividad económica basada exclusivamente en el beneficio y en el uso de combustibles fósiles está sometiendo a duras pruebas el funcionamiento  sostenible del planeta. Los signos más evidentes son el cambio climático global y los daños en el sistema de la tierra, tales como el aumento del nivel del mar, la acidificación del océano y la anoxia, que alimentan directamente la extinción biológica.

La población humana de la tierra se caracteriza  por grandes desigualdades económicas. Las personas más ricas del mundo, que representan el 19% de la población consumen más de la mitad de los recursos del globo. El rédito per cápita de  los 1.400 millones de ricos es aproximadamente de 41.000 dólares; por el contrario, los mil millones de personas más pobres, en particular en el África subsahariana, tiene un rédito medio de 3.500 dólares. Los ricos, por lo tanto,  son los principales responsables del aumento del calentamiento global y como resultado de la disminución de la biodiversidad. La mayoría de las personas pobres que no se benefician del uso de combustibles fósiles son indirectamente responsables de la deforestación y de una parte de la destrucción de la biodiversidad, ya que su actividad se desarrolla dentro de un sistema económico mundial basado en las necesidades de los más ricos que  tienen, en absoluto, los mayores niveles de consumo sin  pagar por  los factores externos que podrían hacer posible preservar la biodiversidad.

Al igual que  las actividades humanas son responsables de estos efectos negativos, hoy necesitamos en cambio, una acción humana positiva para el desarrollo sostenible de la biodiversidad. Una condición indispensable  para el logro de la sostenibilidad global es la redistribución de la riqueza, porque en todas partes del mundo los altos niveles de consumo repercuten en el degrado del funcionamiento de la tierra y en la destrucción de la biodiversidad.

Acabar con la pobreza costaría alrededor de 175 mil millones de dólares, es decir, menos del 1% de la suma de los ingresos de los países más ricos del mundo y es una de las principales formas de proteger nuestro medio ambiente y  de salvar la mayor biodiversidad posible para el futuro. Se puede hacer región por región. La creación  de grandes reservas naturales marinas es otro elemento importante para preservar  la productividad biológica en conjunto. Para lograrlo debemos seguir los principios morales claramente descritos en la encíclica Laudato Si’ que ha inspirado  nuestro encuentro.

La formación de sistemas de agricultura intensiva en regiones adecuadas, cuando se efectúa correctamente mediante la rotación de cultivos y la incorporación de la ganadería y reinvirtiendo  los beneficios en las economías regionales, es una parte importante de la estrategia para la protección de la biodiversidad, porque la productividad concentrada permite el desarrollo sostenible de otras regiones y la preservación de la biodiversidad, como está sucediendo en  Amazonia. Por  cuanto se refiere  a los métodos genéticos modernos, como ha subrayado el Papa Francisco, la cuestión de los OGM “es una cuestión ambiental de carácter complejo, por lo cual su tratamiento exige una mirada integral de todos sus aspectos, y esto requeriría al menos un mayor esfuerzo para financiar diversas líneas de investigación libre e interdisciplinaria que puedan aportar nueva luz. “.

También será importante considerar cuidadosamente la mejor forma  posible de proyectar  las ciudades del futuro, a las que se trasladarán pronto  la gran mayoría de personas en todo el mundo, cuyos suburbios deben disfrutar de las mismas ventajas  de los centros urbanos.

Hemos concluido nuestro encuentro en el espíritu de las palabras elocuentes de Francisco en su encíclica Laudato Si’, decididos  a buscar nuevas formas de trabajar juntos para construir un mundo sostenible, estable y basado en la justicia social. En el pasado, la raza humana ha experimentado graves amenazas locales, pero las amenazas tienen ahora un nivel mundial. Para resolver nuestro dilema común debemos aprender a amarnos unos a otros, a colaborar y a construir puentes en todo el mundo a niveles hasta ahora inimaginables”.

 

También te podría gustar...