Homilía al inicio de la CV Asamblea General del Episcopado Mexicano

HOMILÍA DEL EMMO. SEÑOR CARDENAL 

JOSÉ FRANCISCO ROBLES ORTEGA, 

ARZOBISPO DE GUADALAJARA Y PRESIDENTE DE LA CEM 

AL INICIO DE LA CV ASAMBLEA GENERAL 

DEL EPISCOPADO MEXICANO, 

CUAUTITLÁN IZCALLI, ESTADO DE MÉXICO, 

9 DE ABRIL DEL 2018

 

  1. Saludo e introducción

¡Qué alegría, hermanos obispos, iniciar esta semana de colegialidad y comunión, con la solemnidad de la Anunciación del Señor! ¡Cuántas luces nos ofrece este acontecimiento de gracia del Anuncio y la Encarnación de nuestra Salvación, en Cristo Verbo Eterno, a través de la generosa y humilde respuesta de Santa María, Madre nuestra, Madre de la Iglesia!

San Agustín dijo bellamente de este Misterio: “Él eligió a la madre que había creado; creó a la madre que había elegido” (Sermo 69, 3, 4). Es precisamente por esto, que todas las generaciones llaman a María bienaventurada (Cf. Le 1, 48). San Bernardo, por otro lado, hace referencia a Ella, como aquaeductus, diciendo “el Manantial divino fluye por un canal privilegiado: la Virgen María” (cf. Sermo in Nativitate B. V. Mariae: PL 183, 437-448). A ella se dirigió el anuncio angélico; ella lo acogió y respondió: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Le 1, 38), y en ese momento el Verbo eterno comenzó a existir como ser humano en el tiempo.

La Virgen María, como nos señala LG, No. 67, tiene que comprenderse en el misterio de Cristo y de la Iglesia, en donde asume su valor personal y su función comunitaria. La Anunciación nos permite reconocer cómo todo en la Iglesia se fundamenta en ese misterio de acogida del Verbo Divino, donde, por obra del Espíritu Santo, acontece de modo perfecto la alianza entre Dios y la humanidad. Por ello, cualquier institución y ministerio, incluso el episcopal y esta Conferencia, está iluminado en el espacio lleno de gracia de su respuesta en un “sí” a la voluntad de Dios. He aquí la imagen y el modelo mariano de la Iglesia, fuertemente subrayada en el Concilio Vaticano 11, con la feliz decisión de poner el tratado sobre la Santísima Virgen como conclusión de la Constitución sobre la Iglesia, Lumen Gentium.

  1. Comentarios breves sobre los textos litúrgicos

Permítanme hacer breves comentarios a los textos evangélicos. Quisiera detenerme en algunos aspectos:

a)”Nada es imposible para Dios” (Lucas 1, 37). Así termina la respuesta del ángel a María al anunciarle también que su prima Isabel estaba en el sexto mes de gestación. Por otro lado, la respuesta de María  al Ángel: “Cómo puede ser eso, si yo soy virgen” (Lucas 1,34).

Estos dos pasajes, nos muestran la potencia de la vida en relación constante con Dios. María pone resistencias al Señor, sino que sólo pregunta el cómo sucederá. Por otro lado, Dios se manifiesta confiado en la criatura quien es capaz de participación del Proyecto Divino. ¡Cuánto debemos aprender de la confianza que Dios tiene en nosotros, y de la confianza que nosotros debemos tener en Dios! El grave error de esta cultura que nos toca vivir y servir, es creer que todo depende exclusivamente de nosotros, seres humanos. Permanecemos así, prisioneros de nuestras capacidades, de nuestras fuerzas, de nuestros horizontes estrechos.

Recordemos lo expuesto por nuestro querido Papa Francisco al mencionar en Evangelii Gaudium que “el gran riesgo del mundo actual es… vivir en una conciencia aislada”, “cuando la vida interior se clausura en los propios intereses” (No. 2). Nosotros estamos llamados a enseñarle a la gente a dejarse conducir por la vida en el Espíritu, siendo fieles discípulos y misioneros de Jesucristo, Señor de la Vida, Alfa y Omega, Principio y Fin, como lo hemos cantado recientemente en nuestro Pregón Pascual.

Al inicio de estos trabajos, que buscan alentar la colegialidad episcopal, Dios mismo nos está llamando a ser dóciles, a salir de nuestra autorreferencialidad, para ser capaces de escucha, de encuentro, de diálogo, de compromiso, de participación de un Proyecto de Salvación mucho más grande que los nuestros.

Llevemos por un momento nuestra mirada al Acontecimiento Guadalupano. Estamos llamados a seguir construyendo “su casita”. ¿Cómo? Según el Verbo Eterno, que sigue presente en nosotros en una dinámica constante de Redención. Lo podemos corroborar en la experiencia de su gracia ofrecida a manos llenas a esta Nación, en el curso de su historia, generando gran cantidad de carismas, misioneros, santos, riqueza para la vida de la Iglesia y del mundo. Tantos rostros concretos que, superando a diario el pesimismo estéril y la división, se han abierto a la iniciativa de Dios y se han convertido en una señal de lo fecunda que puede ser una tierra que no se deja encerrar en sus propios límites, abriéndose a Dios y a los demás. Parafraseando a San Ambrosio, podemos decir: Dios sigue buscando corazones como el de María, dispuestos a creer incluso en condiciones absolutamente excepcionales (Cfr. Exposiciones del Evangelio según Lucas 11, 17: pi 15, 1559).

  1. b) La dinámica del servicio.Este rico Evangelio manifiesta claramente la dinámica del servicio. Dios no se sirve a sí mismo, sino que sale al encuentro de la humanidad redimiéndola y encarnándose en un proyecto de salvación del cual nos hace partícipes.

Jesús sirve a María y con ella a la humanidad; María no se sirve a sí misma, sirve a Dios e inmediatamente a su prójimo, a la humanidad entera como cauce.

Recordemos que inmediatamente después de este pasaje, lo primero que hizo una vez acogido el mensaje del ángel fue ir “con prontitud” a casa de su prima Isabel para prestarle su servicio (Cfr. Le 1, 39). La iniciativa de la Virgen surgió de una caridad auténtica, humilde y valiente, movida por la fe en la palabra de Dios y por el impulso interior del Espíritu Santo. Quien ama es capaz de olvidarse de sí mismo, poniéndose enteramente al servicio del prójimo.

El Papa Francisco señaló: «el “sí” de María abre la puerta al “sí” de Jesús: “Yo vengo para hacer tu voluntad”». Y «este “sí” va con Jesús durante toda su vida, hasta la cruz: “Aparta de mí este, cáliz, Padre, pero hágase tu voluntad”». Es «en Jesucristo que, como dice Pablo a los corintios, se encuentra el “sí” de Dios: Él es el “sí”» … «En el “sí” de María está el “sí” de toda la historia de la salvación y ahí comienza el último “sí” del hombre y de Dios: ahí Dios recrea, como en el principio con un “sí”, reflejado en el “hágase”, para en la Plenitud recrearnos con su total entrega».

  1. Conclusión

Esta Conferencia Episcopal Mexicana es un espacio de servicio Nuestro ministerio episcopal es un “hágase según Su Palabra”. Nuestra Asamblea es una llamada para decir sí, para colaborar y servir a nivel inter – episcopal, y de aquí, atentos al Espíritu, seamos capaces de servir en comunión en nuestras respectivas provincias y diócesis, como una Iglesia unida, a esta Patria que nos vio nacer. Debemos ser los primeros en vivir, con una fe profunda en el misterio de la Encarnación, conscientes de que nada es imposible para Dios, y por consiguiente tampoco para aquel que vive unido a Él. El Proyecto Global Pastoral, el Año de la Juventud, el momento electoral, nos piden un sí profundo. No solo una mano levantada. Nos exige verdadera adhesión, corresponsabilidad, participación y comunión de esfuerzos.

Pidamos a Santa María el poder de imitar su actitud de acogida plena al Verbo de Dios, que nos permite amar siempre y en cualquier circunstancia, no importando que tan difícil sea. Pasemos a este altar, en una disposición de entrega, de ofrenda, y de participación del Sacrificio Redentor.

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