Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco

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LECTIO

Evangelio: Marcos 1,7-11

Esto era lo que Juan el Bautista proclamaba:

-Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo. Yo no soy digno ni de postrarme ante él para desatar la correa de sus sandalias. Yo os bautizo con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.

Por aquellos días llegó Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. En cuanto salió del agua vio rasgarse los cielos y al Espíritu descender sobre él como una paloma. Se oyó entonces una voz desde los cielos: -Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco.

ORATIO

Señor Dios nuestro y de nuestros padres, que nos has invitado por boca del profeta “Sedientos todos, acudid por agua…” a escuchar tu Palabra, para nosotros estas palabras son una alusión a Jesús nuevo templo, el templo mesiánico, del que manarán en el futuro ríos de agua viva para la humanidad. Pero también las palabras pronunciadas por el evangelista “De sus entrañas brotarán ríos de agua viva” (Jn 7,38) son un reclamo que anticipa la escena del Calvario, donde del costado abierto de Cristo brotará «sangre y agua» (Jn 19,34). Es Jesús la imagen más viva de tu amor a la humanidad. De su corazón herido brota una fuente perenne de vida. Por tu Hijo Jesús nosotros podemos conseguir el agua que es tu Palabra. Debemos asimilar interiormente esta Palabra para lograr la felicidad y la vida.

Señor, sabemos que son dos los tiempos de la revela­ción: el de Jesús y el del Espíritu. Si, por una parte, Je­sús nos invita a creer en él, por otra preanuncia la acción del Espíritu que fecundará nuestro corazón de discípu­los creyentes. Por tanto podemos alcanzar la fe, la inte­riorización, el conocimiento de Jesús sólo con una con­dición: ser dóciles a la acción del Espíritu Santo, el Espíritu de verdad que Jesús mismo nos enviará después de su retorno a ti. La única persona que cuenta, pues, es el Mesías. La única ley en vigor es la Palabra, que Jesús anuncia, viviendo entre los hombres, con su vida y sus obras. Señor, haznos operarios de esta verdad.

 

Mons. Salvador Cisneros

Parroquia Santa Teresa de Ávila

 

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