Pastoral para la Comunicación. – La tarde del martes 13 de agosto, se realizó la toma de posesión canónica en la Parroquia del Espíritu Santo de la colonia Chapultepec, en Tijuana B.C. Fue el Pbro. José Luis Ortega Saucedo M.Sp.S, quien tomó posesión como nuevo párroco de dicha jurisdicción y el Pbro. Rubén Portillo M.Sp.S., quien entregó la Parroquia.
La lectura del nombramiento otorgado por el Arzobispo, fue hecha por el Padre Decano del Decanato 8 de “Nuestra Señora de Guadalupe”, el Pbro. Jorge Ricardo Castillo M.Sp.S. La Celebración Eucarística fue presidida por su Excelencia Mons. Francisco Moreno Barrón, quien señaló que nuestra fe no está en el sacerdote, sino en Cristo Jesús, Cristo Resucitado. La obediencia le pide ser el párroco, me lo ha presentado así su Superior y he tenido a bien aceptar la propuesta y lo he nombrado, su párroco el día de hoy, compartió el Arzobispo.
“En realidad, él viene a tomar posesión de ustedes, posesión de su gente y ustedes van a tomar posesión de un sacerdote como su párroco. Esto es muy hermoso, es comprender lo que es la Iglesia, es aceptar los planes de amor y salvación de Dios. Su nuevo párroco ha de abrir las puertas no solo del templo, sino las puertas de su corazón, para que ocupen el lugar que les corresponde y esta Comunidad de la Parroquia del Espíritu Santo, con todos sus dones y carismas, será una parroquia con el rostro de Cristo resucitado para las familias y para toda la gente que vive a su alrededor”.
El Papa San Juan Pablo II que escribía en el libro de “Don y misterio”, cuando fue obispo auxiliar de Cracovia, en Polonia, “yo tenía todas las prerrogativas de mi arzobispo, pero no tenía sus grandes responsabilidades, porque yo solo era su colaborador”. Y así es, Padre José Luis, tendrás colaboradores y ellos podrán decir lo mismo, soy igualmente sacerdote como mi párroco, pero no tengo las responsabilidades frente a la parroquia como las tiene mi párroco. Qué tremenda responsabilidad la del párroco, pero que hermosa es su vocación, así lo entendió San Juan María Vianney, patrono de los sacerdotes, aquel santo sacerdote que, en Francia en aquel pueblecito, se santificó y santificó a su pueblo, a su parroquia.
“Reciban con un corazón abierto a su nuevo párroco, colaboren con él, ayúdenlo. Los sacerdotes no somos gente ya hecha. En realidad, el seminario nos forma, pero la formación definitiva la tenemos en el contacto con el pueblo de la Iglesia, ustedes nos tienen que ayudar a ser los sacerdotes que necesita en este momento la iglesia, con su oración, con su cariño, con su corrección fraterna y con el testimonio de su vida”.
Al concluir la homilía, el nuevo párroco realizó su profesión de fe y renovó sus promesas sacerdotales frente a todos los presentes. Después se realizaron algunos signos de la toma de posesión como la apertura de la puerta principal del templo, el repique de campanas, entre otros. Así, como la firma del acta que da fe de dicho acontecimiento.
Antes de la bendición final, el párroco saliente le compartió a la comunidad que estaba muy agradecido por todos los momentos compartidos, por su cariño y su apoyo y que esperará que lo visiten en su nueva misión en la perla tapatía. Por su parte el nuevo párroco, resaltó que estaba muy agradecido de participar en la comunidad de los misioneros del Espíritu Santo y de ser “hijo” de Concepción Cabrera de Armida, su madre espiritual por la que ahora entiende el valor de la mujer en la vida espiritual de la Iglesia. Finalizando con el lema que decía su padre fundador, el Padre Félix de Jesús Rouger: “Estamos en las manos de Dios y son muy buenas manos.”