Estén prevenidos y oren incesantemente
Sábado
Evangelio: Lucas 21,34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra. Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre».
ORATIO
«Ya no habrá noche; no necesitarán luz de lámparas ni la luz del sol; el Señor Dios alumbrará a sus moradores, que reinarán por los siglos de los siglos». Estoy contento, Señor, porque he comprendido que la alegría de creer está comprometida en ocasiones por la alegría de vivir; porque mientras saboreo todo el sentido de mi fragilidad me encuentro sumergido en una realidad infinita y eterna.
Estoy contento porque he comprendido que el secreto de la alegría consiste más en dar que en recibir; porque me haces comprender que la alegría no consiste en saciar mis deseos, sino en responder a tus planes. Estoy contento porque he comprendido que la alegría no se puede comprar: es un modo de ser; porque voy experimentando que un estado de alegría contagia cada experiencia y transforma nuestra propia vida y la de los otros.
Es pecado, Señor, que el mundo no crea e insista en buscarte en el sepulcro entre los muertos. Pero tú has resucitado… y saberlo es nuestra alegría.
Mons. Salvador Cisneros G.
Parroquia Santa Teresa de Ávila