Hijo, tus pecados te son perdonados

Viernes 13

Lectura el santo Evangelio según Marcos 2,1-12

Entró de nuevo en Cafarnaún; al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa. Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y él les anunciaba la palabra. Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro. Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados.» Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando.¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?» Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué piensan así en sus corazones?¿Qué es más fácil, decir al paralítico: `Tus pecados te son perdonados', o decir: `Levántate, toma tu camilla y anda?' Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados -dice al paralítico-: `A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.'» Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: «Jamás vimos cosa parecida.»

 

Reflexión

Jesús está de vuelta en Cafarnaún. Se reúne mucha gente ante la puerta de la casa. Acoge a todos y empieza a enseñar. Enseñar, hablar de Dios, era lo que Jesús más hacía. Llega un paralítico, cargado por cuatro personas. Jesús es su única esperanza. Ellos no dudan en subir al tejado y abrir un boquete en el techo. Bajan al hombre y lo ponen ante Jesús. Jesús, viendo la fe de esta gente, le dice al paralítico: ¡Tus pecados te son perdonados! Con esta afirmación Jesús niega que la parálisis fuese un castigo debido al pecado del hombre.
El hombre se curó. Y este milagro reveló cosas importantes: que las enfermedades no son un castigo por los pecados; que Jesús nos abre un nuevo camino para llegar hasta Dios. Y que el rostro de Dios revelado a través de la actitud de Jesús no es el rostro severo del Dios manifestado por la actitud de los doctores. 

Oración
Lo que hemos oído y aprendido, lo que nuestros padres nos contaron,
no lo callaremos a sus hijos, a la otra generación lo contaremos: Las glorias de Dios y su poder, todas las maravillas que realizó. (Sal 78,3-4)

 

Mons. Salvador Cisneros

Parroquia Santa Teresa de Ávila

 

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