MENSAJE DE LOS OBISPOS AL PUEBLO DE DIOS
TRANSFORMAR CON RESPONSABILIDAD Y ESPERANZA.
Los Obispos que servimos a esta amada Nación Mexicana saludamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, con la certeza de que sólo en Cristo Muerto y Resucitado la humanidad encontrará la salvación y la respuesta a sus anhelos más profundos de justicia y paz.
Vivimos momentos decisivos en la historia de nuestro México, que alientan y desafían la vida y misión de la Iglesia. En el largo plazo visualizamos la conmemoración de grandes acontecimientos de fe que nos ofrecen oportunidades para una profunda renovación y para la conversión pastoral. En el año 2031 celebraremos quinientos años del acontecimiento Guadalupano, y el 2033, dos mil años de la Redención Cristiana. En el corto plazo, nos encontramos en la coyuntura del proceso electoral que está en curso en nuestro país; con espíritu muy abierto y atento vemos las plataformas que los candidatos a los distintos cargos de representación popular, en los niveles federal y local, presentan para responder a los grandes desafíos de nuestra patria. En este contexto, también estamos atentos y valoramos las numerosas propuestas y visiones de futuro de instituciones académicas y organizaciones de la sociedad civil. El proceso electoral ofrece un marco favorable para la madurez cívica en nuestra patria y éste se podrá aprovechar con la participación de todos. Sabemos que todo ayudará a definir el rumbo de lo que serán las elecciones del próximo mes de julio y que será importante para el futuro de nuestro País.
Con mucha esperanza entregamos un Proyecto Global de Pastoral hacia el 2031-2033, elaborado arduamente y que hemos aprobado en esta CV Asamblea. Nos hemos dejado interpelar por la realidad, contemplándola con ojos y corazón de pastores. Advertimos presentes diversos y complejos fenómenos propios de la sociedad global, así como manifestaciones de profundas transformaciones sociales y culturales, que en su conjunto caracterizan un cambio de época. Nos preguntamos cuáles pueden ser sus posibles causas, alcances, y la manera como afectan o benefician la vida y la dignidad de las personas. Vivimos un extraordinario giro histórico, en el que confluyen nuevos modelos antropológicos, por ello nos acercamos, desde nuestra misión pastoral, a la realidad de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Para responder a los desafíos que nos presenta la cuestión antropológica nos planteamos la pregunta ¿qué significa ser discípulo de Jesucristo en México después de los dos mil años de la Redención y de los quinientos años del acontecimiento de Santa María de Guadalupe?
En el Proyecto Global Pastoral, agradecidos por el don de la Redención y el acontecimiento Guadalupano hemos hecho una reflexión de fe sobre estos dos misterios que iluminan nuestra vida y servicio. Profundizamos en el misterio de la Redención porque confesamos que sólo identificada con Jesucristo e impulsado por el Espíritu Santo la persona llegará a su auténtica plenitud. Jesús no sólo revela quién es Dios, sino que nos revela quiénes somos nosotros y a qué estamos llamados. Él es la opción y el camino que debemos seguir para ser personas auténticas y felices. Profundizamos en la presencia de Santa María de Guadalupe, la Virgen que forjó nuestra patria, porque con su ternura de madre y su fidelidad de discípula, nos acerca al misterio del verdadero Dios por quien se vive y nos enseña a reconocernos hermanos.
En el Proyecto Global de Pastoral afirmamos que anhelamos y queremos ser una Iglesia que anuncia y construye la dignidad humana, comprometida con la paz y las causas sociales, renovando nuestra acción misionera y evangelizadora, para ser testigos compasivos de la misericordia de Dios.
Como Iglesia estamos involucrados en la situación de los miles de personas afectadas por los sismos del 2017. Como obispos de México externamos nuestra preocupación por la lentitud en las tareas de rehabilitación de las personas y comunidades, la reconstrucción de los daños materiales y el momentáneo olvido que percibimos en la atención a las poblaciones afectadas, particularmente las más pobres. Como pastores de la Iglesia seguiremos acompañando y convocando a nuestras Iglesias particulares para seguir atendiendo a las víctimas con lo que contribuya a la dignificación y reconstrucción de su persona y de su entorno. Hacemos un llamado a las autoridades, a los medios de comunicación y a la sociedad en general para que no dejen en el olvido estas necesidades apremiantes de nuestro pueblo.
En este horizonte y en el contexto del proceso electoral, animamos a los candidatos a la presidencia de la República, legislaturas, gubernaturas y presidencias municipales, a conocer la realidad y escuchar los anhelos de toda la población, a aprovechar el momento para construir conjuntamente con otros, propuestas de paz y justicia, con visión de largo plazo. Nos preocupa que en las intervenciones que han tenido los candidatos en las campañas, han prevalecido las descalificaciones; se esperarían en cambio propuestas concretas de acuerdo al cargo al que aspiran en orden a aportar soluciones, con un sentido de corresponsabilidad, a problemas reales como la impunidad, la corrupción, la pobreza y la desigualdad social, la inseguridad y la violencia.
Por nuestra parte, nos comprometemos a animar e impulsar con imparcialidad la participación ciudadana durante este proceso electoral; invitamos a los partidos políticos, a los candidatos independientes y toda la ciudadanía a sumar esfuerzos para que prevalezca la propuesta y el compromiso por la transparencia, la legalidad, la honradez, la equidad, el dialogo, y la verdad, y evitar la mentira, el fraude, la coacción, la simulación, la violencia, el engaño a los pobres con dádivas pasajeras y todo lo que desvirtúe la democracia de cuya construcción todos somos responsables. Queremos contribuir a un diálogo nacional en el que se escuchen todas las voces, especialmente de aquellos y aquellas que sufren violencias e injusticias. Proponemos un diálogo abierto y propositivo entre los candidatos y la sociedad para lograr una agenda que se convierta en proyecto de gobierno.
Rogamos a Dios, por intercesión de Santa María de Guadalupe, que en estos momentos decisivos para la vida de nuestro pueblo la unidad prevalezca sobre la división, la propuesta sobre la descalificación y el bien de la nación sobre los intereses particulares.
Cuautitlán Izcalli, a los 12 días del mes de abril de 2018