Algunas claves de la nueva Carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe “Samaritanus bonus”
“Incurable nunca es sinónimo de “in-cuidable”: esta es la clave para entender la Carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe “Samaritanus bonus”, que tiene como tema “el cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida”.
Pastoral para la Comunicación. – Aprobada por el Papa Francisco el pasado mes de junio y publicada este 22 de septiembre de 2020, fue presentada en la sala de Prensa del Vaticano a los medios de comunicación la Carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre el cuidado de las personas en fases críticas y terminales de la vida.
Un nuevo documento de la Santa Sede sobre el cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida parecía oportuno y necesario en relación con la situación actual, caracterizada por un contexto legislativo civil internacional cada vez más permisivo en lo que respecta a la eutanasia, el suicidio asistido y las disposiciones relativas al final de la vida”. Así lo declaró el Cardenal Luis Francisco Ladaria Ferrer, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, al presentar la Carta Samaritanus bonus.
A continuación, algunas claves ofrecidas por la Editorial de Vatican News bajo la autoría de Andrea Tornielli.
1.-El contenido de la Carta reafirma la posición ya expresada varias veces por la Iglesia sobre el tema, se ha hecho necesario debido a la multiplicación de noticias y al avance de la legislación que en un número cada vez mayor de países autoriza la eutanasia y el suicidio asistido de personas gravemente enfermas, pero también que están solas o tienen problemas psicológicos.
2.- El propósito de la carta es proporcionar indicaciones concretas para actualizar el mensaje del Buen Samaritano. También cuando “la curación es imposible o improbable, el acompañamiento médico y de enfermería, psicológico y espiritual, es un deber ineludible, porque lo contrario constituiría un abandono inhumano del enfermo”.
3.-“Incurable no es nunca sinónimo de ‘in-cuidable’”: quien sufre una enfermedad en fase terminal, así como quien nace con una predicción de supervivencia limitada, tiene derecho a ser acogido, cuidado, rodeado de afecto. La Iglesia es contraria al ensañamiento terapéutico, pero reitera como “enseñanza definitiva” que “la eutanasia es un crimen contra la vida humana”, y que “toda cooperación formal o material inmediata a tal acto es un pecado grave” que “ninguna autoridad puede legítimamente imponerlo ni permitirlo”.
4.- Ante la pérdida de la conciencia común sobre el valor de la vida y los debates públicos, a veces demasiado condicionados por casos puntuales en las noticias, reafirma claramente que “el valor inviolable de la vida es una verdad básica de la ley moral natural y un fundamento esencial del ordenamiento jurídico”. Por ende, “no se puede elegir directamente atentar contra la vida de un ser humano, aunque este lo pida”.
5.-La Carta vuelve a proponer puntualmente lo que han enseñado los últimos Pontífices y se ha considerado necesaria ante legislaciones cada vez más permisivas sobre estas cuestiones. Sus páginas más recientes son aquéllas del acento pastoral, que se refieren al acompañamiento y cuidado de los enfermos que han llegado a la etapa final de sus vidas: el cuidado de estas personas nunca puede reducirse sólo a la perspectiva médica. Se necesita de una presencia integral que los acompañe con afecto, terapias apropiadas y proporcionadas y asistencia espiritual. Son significativas las referencias a la familia, que “necesita la ayuda y los medios adecuados”.
6.-Se requiere que los Estados reconozcan la función social primaria y fundamental de la familia “y su papel insustituible, también en este ámbito, destinando los recursos y las estructuras necesarias para ayudarla”, sostiene el documento. De hecho, el Papa Francisco nos recuerda que la familia “siempre ha sido el ‘hospital’ más cercano”. Y aún hoy, en muchas partes del mundo, el hospital es un privilegio para unos pocos, y a menudo está muy lejos.
7.-“Samaritanus bonus”, aunque nos recuerda el drama de tantos casos de noticias que se discuten en los medios de comunicación, nos ayuda a mirar los testimonios de los que sufren y los que cuidan, los muchos testimonios de amor, sacrificio, dedicación a los enfermos terminales o a las personas con falta persistente de consciencia, asistidos por madres, padres, hijos, nietos. Son experiencias vividas diariamente en silencio, a menudo en medio de mil dificultades.