Pero ¡ay de ustedes, fariseos, que pagan el diezmo…y descuidan la justicia y el amor de Dios!
Miércoles
Evangelio: Lucas 11,42-46
En aquel tiempo, dijo Jesús: Pero ¡ay de ustedes, fariseos, que pagan el diezmo de la menta, de la ruda y de todas las legumbres y descuidan la justicia y el amor de Dios! Esto es lo que hay que hacer, aunque sin omitir aquello. ¡Ay de ustedes, fariseos, que les gusta ocupar el primer puesto en las sinagogas y que les saluden en la plaza! ¡Ay de ustedes, que son como sepulcros que no se ven, sobre los que se pisa sin saberlo! Entonces, uno de los doctores de la Ley tomó la palabra y le dijo: -Maestro, hablando así nos ofendes también a nosotros. Jesús replicó: -¡Ay de ustedes también, doctores de la Ley, que imponen a los hombres cargas insoportables y ustedes no las tocan ni con un dedo.
ORATIO
Dar de comer no es caridad; es justicia. Ayudar a un minusválido no es bondad; es justicia. Vestir a los desnudos no es altruismo; es justicia. Hospedar a un peregrino no es generosidad; es justicia.
Dar cuatro monedas para sentirse bien es conveniencia. Rechazar al extranjero porque incomoda es injusticia. Someter al débil es tiranía. Hacer chantaje al necesitado es usura. Rezar, para hacerse ver, con un corazón malvado, es fariseísmo. Observar la ley y creerse superior es soberbia. Proclamarse hombre de bien sin misericordia es dureza de corazón. Cantar las alabanzas del Señor y calumniar al hermano es hipocresía.
Danos, Señor, conciencia de que «basta con ser un hombre para ser un pobre hombre». Ayúdanos, Señor, a no caer en la degradación que supone la versión farisaica de quien está repleto de sí mismo. Haz, Señor, que vivamos tu ley con actitudes humanas sugeridas por el Evangelio.
Mons. Salvador Cisneros
Parroquia Santa Teresa de Ávila