“Migrantes y desplazados: no son números, sino personas” Mensaje de la 106 Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado
“A la luz de los trágicos acontecimientos que han caracterizado el año 2020, extiendo este Mensaje, dedicado a los desplazados internos, a todos los que han experimentado y siguen aún hoy viviendo situaciones de precariedad, de abandono, de marginación y de rechazo a causa del COVID-19”.
Pastoral para la Comunicación. – El Mensaje del Papa Francisco para la 106 Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado que se celebrará este 27 de septiembre 2020, aborda el drama de los desplazados internos. Sobre esta realidad, la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral ha publicado las “Orientaciones Pastorales sobre Desplazados Internos”, un documento, dice el Papa, que desea inspirar y animar las acciones pastorales de la Iglesia en este ámbito concreto. Resumimos algunos aspectos continuación:
1.-Drama de desplazados internos en tiempos de Covid19
El drama de los desplazados internos, es un drama a menudo invisible, afirma el Pontífice, que la crisis mundial causada por la pandemia del COVID-19 ha agravado. De hecho, señala, esta crisis, debido a su intensidad, gravedad y extensión geográfica, ha empañado muchas otras emergencias humanitarias que afligen a millones de personas, relegando iniciativas y ayudas internacionales, esenciales y urgentes para salvar vidas, a un segundo plano en las agendas políticas nacionales.
2.-Reconocer en ellos el rostro de Cristo
Cada cristiano está llamado a reconocer en sus rostros el rostro de Cristo, hambriento, sediento, desnudo, enfermo, forastero y encarcelado, “que nos interpela”. Si lo reconocemos, dice el Papa, seremos nosotros quienes le agradeceremos el haberlo conocido, amado y servido.
“Los desplazados internos nos ofrecen esta oportunidad de encuentro con el Señor, «incluso si a nuestros ojos les cuesta trabajo reconocerlo: con la ropa rota, con los pies sucios, con el rostro deformado, con el cuerpo llagado, incapaz de hablar nuestra lengua» (Homilía, 15 febrero 2019)”.
3.-Es necesario conocer para comprender
El conocimiento es un paso necesario hacia la comprensión del otro. El Papa recuerda que cuando se habla de migrantes y desplazados, casi siempre se mencionan en números. ¡Pero no son números, sino personas! Si las encontramos, podremos conocerlas, nos clama el Papa, podemos conocer sus historias y comprender. Podremos comprender, por ejemplo, dice Francisco, que la precariedad que hemos experimentado con sufrimiento, a causa de la pandemia, es un elemento constante en la vida de los desplazados.
4.-Hay que hacerse prójimo para servir
“Los miedos y los prejuicios —tantos prejuicios—, nos hacen mantener las distancias con otras personas y a menudo nos impiden “acercarnos como prójimos” y servirles con amor”. Para Francisco, acercarse al prójimo significa, a menudo, estar dispuestos a correr riesgos, como nos han enseñado tantos médicos y personal sanitario en los últimos meses. Este estar cerca para servir, va más allá del estricto sentido del deber. El ejemplo más grande nos lo dejó Jesús cuando lavó los pies de sus discípulos: se quitó el manto, se arrodilló y se ensució las manos (cf. Jn 13,1-15).
5.-Para reconciliarse se requiere escuchar
Otra pareja de verbos que hoy el Papa nos enseña en su mensaje, es el de escuchar para reconciliarse. Nos lo enseña Dios mismo, que quiso escuchar el gemido de la humanidad con oídos humanos, dice el Papa, enviando a su Hijo al mundo: «Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él […] tenga vida eterna» (Jn 3,16-17). El amor, el que reconcilia y salva, empieza por una escucha activa. En el mundo de hoy se multiplican los mensajes, pero se está perdiendo la capacidad de escuchar. El Pontífice nos dice que sólo a través de una escucha humilde y atenta podremos llegar a reconciliarnos de verdad.
6.-Para crecer hay que compartir
Tenemos que aprender a compartir para crecer juntos, sin dejar fuera a nadie, resalta Francisco, y afirma que la pandemia nos ha recordado que todos estamos en el mismo barco. Darnos cuenta que tenemos las mismas preocupaciones y temores comunes, nos ha demostrado, una vez más, que nadie se salva solo. Para crecer realmente, debemos crecer juntos, compartiendo lo que tenemos, como ese muchacho que le ofreció a Jesús cinco panes de cebada y dos peces… ¡Y fueron suficientes para cinco mil personas! (cf. Jn 6,1-15).
7.-Se necesita involucrar para promover
El Obispo de Roma afirma que si queremos realmente promover a las personas a quienes ofrecemos asistencia, tenemos que involucrarlas y hacerlas protagonistas de su propio rescate. La pandemia nos ha recordado cuán esencial es la corresponsabilidad y que sólo con la colaboración de “todos —incluso de las categorías a menudo subestimadas— es posible encarar la crisis”.
8.-Es indispensable colaborar para construir
En el actual contexto, es necesario reiterar que: «Este no es el tiempo del egoísmo, porque el desafío que enfrentamos nos une a todos y no hace acepción de personas» (Mensaje Urbi et Orbi, 12 abril 2020). Para preservar la casa común y hacer todo lo posible para que se parezca, cada vez más, al plan original de Dios, El Papa dice que debemos comprometernos a garantizar la cooperación internacional, la solidaridad global y el compromiso local, sin dejar fuera a nadie.