El Nuevo Presencia
El trabajo, que más justo es llamarlo un servicio, para la viña del Señor, de la que somos viñadores, es siempre reconfortante y retador. Pero no se queda sin recompensas. Las de ahora y las de después. Te devuelve lo que inviertes. Los talentos no son para enterrarse. Son para producir. Dios los siembra en la Iglesia, a manos llenas. No con cuentagotas.
Mons. Berlié solía decir que la Iglesia no sabe dividir ni restar. Sólo sabe sumar y multiplicar. Y llevaba la razón. Así nos enseñó el sembrador Jesús. Hace cerca de tres décadas un grupo de personas o por mejor decir un “equipo eclesial”, integrado pues con sacerdotes y laicos, emprendimos la quijotesca tarea de publicar, con sudor y lágrimas, prensa escrita. Buscábamos con ello ser caja de resonancia para el evangelio y amplificar los decibeles del mensaje cristiano. Estamos hablando del “semanario” Presencia.
Se diseñó con un formato semanal, el que ha tenido hasta hace muy poco. En cierto modo la vida cristiana tiene un ritmo semanal o ebdomadario. Hay un primer día de la semana, hay un día de descanso. El domingo es el día del Señor. Los cristianos se reunían para la fracción de pan, para la oración, para la comunión fraterna. Esta praxis se remonta hasta los orígenes.
Hay que mencionar además que este medio de comunicación surge, hay que decirlo, a manera de inspiración, como tantas cosas que suceden en la Iglesia. Las cosas de Dios nacen sencillamente, como semillas destinadas a germinar, que luego crecen y dan fruto, un fruto que en ocasiones no nos toca verlo o saborearlo. La clave del impulso es el deseo de servir que nos anima. Los pocos panes y los peces son nuestra contribución. Quiera Dios multiplicarlos.
Hemos navegado por mares turbulentos, pero aquí estamos. Deseosos de seguir echando las redes, de remar mar adentro. Aquí nos tiene Dios. Han llegado en fechas recientes, como un tsunami, las así llamadas “redes sociales”, granes avances tecnológicos. Estamos de lleno en la era digital o cibernética. Estamos inmersos en la cultura de la imagen. Vivimos en un mundo súper comunicado.
El papel, invento de la China, que por tantos siglos fue el vehículo de la cultura, está en peligro de extinción. Vive una agonía, que se prevé será prolongada. Sentimos, aquí entre nos, que no se dejará derrotar sin presentar batalla. Queremos ser cómplices del papel y del olor a la tinta. Queremos continuar en la prensa escrita. Lo hacemos conscientes de los obstáculos que hay que superar. Lo hacemos porque sabemos que somos los medios los nuevos “areópagos”. Nos inspira aquello de que “la Iglesia es noticia”, es buena nueva. Nos anima el deseo de llegar a las periferias de las que habla el Papa.
En adelante seremos un periódico mensual. Pretendemos que llegue de ser posible a las manos de todos. Buscaremos ampliar la red de distribución. Vamos a incrementar las secciones, a mejorar los contenidos. Vamos a dar mucha importancia a la imagen. Vamos a ofrecer un producto atractivo, que se antoje, que se arrebate de las manos. Vamos a aumentar el tiraje. Vamos a mejorar el sistema de distribución. Sentimos que nuestros lectores nos van a responder con entusiasmo. Son nuestros jueces. Ellos son en realidad la razón de ser del periódico.
Queremos que el periódico sea un aliado de los programas y proyectos pastorales de los párrocos, de los sacerdotes, de los laicos comprometidos, de las comunidades religiosas. Saludamos este cambio. Lo consideramos como venido de Dios. Nosotros queremos que Presencia sea un instrumento al servicio de la Iglesia. Nuestro lema es…. “comunicar para unir y evangelizar”. Tienen en sus manos el periódico Presencia. Adquiéranlo, léanlo, compártanlo, difúndanlo, coméntenlo, disfrútenlo. Que la providencia nos asista.
Mons. Eduardo Ackerman D.
Director del Semanario Presencia
Parroquia Santa María Reina de la Paz