Que haya sal en ustedes mismos y vivan en paz unos con otros
Lectura Mc. 9 38-40
Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo.
Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que creen en mí, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar. Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos a la Gehena, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Porque cada uno será salado por el fuego. La sal es una cosa excelente, pero si se vuelve insípida, ¿con qué la volverán a salar? Que haya sal en ustedes mismos y vivan en paz unos con otros».
ORACION
Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Será dichoso pues no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos.
Su gozo es la ley del Señor, y la medita día y noche.
Por eso, será como árbol plantado al borde la acequia:
dará fruto en su sazón,
no se marchitarán sus hojas,
y cuanto emprenda tendrá buen fin.
No sucederá así a los impíos.
Éstos serán paja que arrebata el viento,
porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal (Salmo1, 1-6)
Mons. Salvador Cisneros
Parroquia Santa Teresa de Ávila