Ha resucitado

VIGILIA PASCUAL

Evangelio según san Marcos 16, 1-7  Transcurrido el sábado, María Magdalena, María (la madre de Santiago) y Salomé, compraron perfumes para ir a embalsamar a Jesús. Muy de madrugada, el primer día de la semana, a la salida del sol, se dirigieron al sepulcro. Por el camino se decían unas a otras: «¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?» Al llegar, vieron que la piedra ya estaba quitada, a pesar de ser muy grande. Entraron en el sepulcro y vieron a un joven, vestido con una túnica blanca, sentado en el lado derecho, y se llenaron de miedo. Pero él les dijo: «No se espanten. Buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado. No está, aquí; ha resucitado. Miren el sitio donde lo habían puesto. Ahora vayan a decirles a sus discípulos y a Pedro: “El irá delante de ustedes a Galilea. Allá lo verán, como él les dijo”». 

CONTEMPLATIO

¡Oh noche más clara que el día!¡Oh noche más luminosa que el sol!¡Oh noche más blanca que la nieve! ¡Más luminosa que nuestras antorchas, más suave que el paraíso! ¡Oh noche que no conoce las tinieblas;tú alejas el sueño y nos haces velar con los ángeles!¡Oh noche, terror de los demonios, noche pascual, esperada todo un año! Noche nupcial de la Iglesia, que das vida a los nuevos bautizadosy vuelves inocuo al demonio entorpecido. Noche en la que el Heredero introduce a los herederos en la eternidad.(Asterio de Amasea, Inni a Cristo nel primo millennio della Chiesa, Roma 1981, 93). 

 

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Es de noche, pero no una noche maligna, sin caminos, sino buena, rebosante de cercanía de Dios, y su Palabra nos guía. La se­guimos y nos lleva a los orígenes de nuestra existencia. Hemos es­cuchado las profecías que muestran el camino de la salvación a tra­vés de la historia. La primera de ellas habla del comienzo del mundo, cuando Dios creó todas las cosas; la segunda, del principio de la historia sagrada, cuando Abrahán fue llamado y selló un pac­to con él, y así las demás. Un acontecimiento tras otro, y nosotros vemos la concatenación de los hechos hasta aquella noche de la que se ha cantado en el Exultet: noche "verdaderamente dichosa", en la que el Señor resucita de la muerte y de la oscuridad de la tum­ba a la gloria de su vida eterna. No sólo escuchamos cosas de ella, sino que participamos en la experiencia que le da vida. Ahora está cercana porque cuanto él hizo y cuanto acaece es acción divina destinada a penetrar siempre de modo nuevo en la experiencia cristiana, en el momento de la celebración sagrada.La misma celebración nos lleva a aquel principio en el que -ahora no nos es permitido decir nosotros, sino que cada uno debe decir se­ria y gozosamente "yo"- yo nací a la nueva vida de la gracia crea­dora de Dios, el bautismo. Cuando lo celebré, surgió la luz en mí. Aquella vida, que debe perdurar eternamente, comenzó en mí. En aquel momento acogí la vida de Cristo en lo íntimo de mi ser, en el alma de mi alma: Ahora asumo sus consecuencias: ser una persona que no sólo vive la vida humana, sino como quien ha recibido el sello del Señor (R. Guardini, La pascua. Meditazioni, Brescia 1995, 37s).

Mons. Salvador Cisneros G. Parroquia Santa Teresa de Ávila 

 

 

  

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