Estropear la vida

¿De qué le sirve ganar el mundo entero…? 

Casi sin darnos cuenta, hemos construido una sociedad donde lo importante es «obtenerlo todo y ahora mismo». 

Una educación excesivamente permisiva, una falta casi total de autodisciplina, un ambiente social lleno de estímulos que nos empujan sólo a ganar, gozar, gastar y disfrutar, el miedo a no vivir intensamente, el temor a aparecer como fracasados y reprimidos… nos está llevando a un estilo de vida donde la renuncia no tiene ya lugar alguno. 

Pero comenzamos a constatar que no es ése el camino acertado para vivir en plenitud. Cuando, sistemáticamente, vamos satisfaciendo nuestros deseos de manera inmediata, no crecemos como hombres. No acertamos a saborear con gozo la satisfacción obtenida. Nuestro espíritu no se aquieta. Siempre surge un nuevo deseo más apremiante y excitante que el anterior. 

Y comenzamos a vivir en tensión, sin saber ya cómo saciar nuestros deseos e insatisfacciones cada vez más voraces. Y la existencia se nos convierte en una carrera alocada donde lo único que nos llena es tener siempre más y disfrutar con mayor intensidad. 

Y tras la satisfacción lograda, de nuevo el vacío, el decaimiento, la tristeza y el hastío. Y de nuevo, vuelta a empezar, atrapados en una trampa que no tiene salida hacia la verdadera libertad. 

Quizás esta experiencia nos puede ayudar a entender mejor las palabras de Jesús: "¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla?". 

Lo queramos o no, el hombre madura y crece, cuando sabe renunciar a la satisfacción inmediata y caprichosa de todos sus deseos en aras de una libertad, unos valores y una plenitud de vida más noble, digna y enriquecedora. 

Todavía más. Si uno quiere obtenerlo todo ahora, inmediatamente, a cualquier precio y de cualquier manera, sin abrirse a una vida futura, eterna y definitiva, corre el riesgo de perderse definitivamente. 

¿No hemos de introducir en nuestras vidas una dosis mayor de renuncia, sana austeridad y simplicidad en el vivir? 

El que quiere seguir a Jesús hasta la plenitud de la resurrección ha de saber vivir de manera crucificada. 

 

Mons. Salvador Cisneros

Parroquia Santa Teresa de Ávila

 

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