En el corazón de la Misión de la Iglesia están las Obras Misionales Pontificio Episcopales de México
Pastoral para la Comunicación. – Cuales son las Obras Misionales que constituyen la OMPE aquí te presentamos algunas:
La Obra de la Propagación de la Fe (PF) tiene como finalidad suscitar el interés por la evangelización en todos los sectores del Pueblo de Dios, para promover en las Iglesias locales la ayuda, tanto espiritual como material y el intercambio de personal apostólico. En México, esta Obra es la impulsora del programa de la Liga Misional Juvenil (LMJ), la cual está dirigida específicamente a informar, formar, animar y propiciar la cooperación misionera entre los jóvenes de la Iglesia Mexicana.
La Obra de la Propagación de la Fe surgió en Lyon, Francia, en 1822, por un grupo de laicos, con María Paulina Jaricot como figura central. Este grupo tomarían la iniciativa de recaudar fondos a favor de las misiones y de orar diariamente por la conversión de los no-cristianos, por la perseverancia en la fe de parte de los católicos y por la prosperidad de las comunidades cristianas en los territorios extranjeros de misión.
A partir de 1928 la Obra fue erigiéndose progresivamente en las Iglesias de los territorios de misión. Actualmente existe en más de 147 países.
La Obra recibió el estatuto Pontificio el 03 de mayo de 1922 y su sede central fue transferida de Lyon a Roma; convirtiéndose de esta manera en el órgano oficial de la Iglesia para la cooperación misionera.
La Pontificia Unión Misional (PUM) busca difundir en los seminarios, presbiterios, casas de formación y en los institutos laicales de México el espíritu auténticamente universal y misionero en la animación, formación y cooperación; quiere ser el alma que anima y propone procesos integrales, graduales y creativos de formación y animación misionera en nuestro país al servicio de los seminarios, presbiterios, casas de formación y asociaciones laicales con dimensión misionera. En México, esta Obra es la impulsora del programa de la Unión de Enfermos Misioneros (UEM), la cual está dirigida específicamente a los visitadores y enfermos, quienes pueden ofrecer su enfermedad o sufrimientos por las misiones.
La Unión Misional del Clero fue fundada en Italia por el Pbro. Pablo Manna en 1916, y desde el principio recibió la aprobación de la Santa Sede. Su finalidad propia era fundamentalmente de carácter espiritual y doctrinal, y por eso su tarea se dirigió promover el espíritu y las vocaciones misioneras. La Unión se extendió muy rápidamente a la mayor parte de las diócesis del mundo. En México, la Obra toma presencia hacia el año 1938 con Mons. José Ignacio Márquez, el primer Presidente Nacional de la Unión.
La Infancia Misionera, mejor conocida en México como Infancia y Adolescencia Misionera (IAM), tiene como finalidad ayudar a los educadores a despertar progresivamente en los niños y adolescentes la conciencia misionera, animándolos a compartir su fe, así como los medios materiales para que “los niños ayuden a los niños” que viven en las regiones y las Iglesias más necesitadas.
Asimismo, la IAM busca promover las vocaciones misioneras desde temprana edad.
Esta Obra nació en Francia en 1843 y fue fundada por Mons. Carlos Augusto Forbin-Janson, quien fuera Obispo de Nancy, el cual, conmovido por la situación de miseria y abandono de los niños en China, decidió crear la IAM con lineamientos parecidos a los que tenían la Obra de la Propagación de la Fe. Como dato curioso, la Obra en un primer momento es conocida como “Obra de los niños chinos” (y posteriormente como la “Santa Infancia”). Diez años pasaron para que México diera el primer aporte económico para ayudar a esta Obra, y es Campeche la diócesis que aparece como el primer lugar de México que da una cooperación de 250 francos, de lo cual se infiere que la Obra empezaba a ser conocida en algunas entidades del País, y sin duda, las que pusieron las primeras semillas de amor en los niños mexicanos para con la Obra de la Santa Infancia, son las congregaciones de origen francés, principalmente las Hermanas de la Caridad y las Hijas de la Caridad.
Liga Misional Juvenil se remontan al año 1952, cuando surge en México la Liga Misional de Estudiantes Mexicanos, fundada por Mons. Alonso Escalante, rector del Seminario de Misiones Extranjeras en México, el cual era un movimiento abierto a toda la juventud católica. Posteriormente, en la década de los 70´s, Mons. Enrique Mejía Razura, primer Director Nacional de las OMPE, convirtió a la Liga Misional de Estudiantes en Liga Misional Juvenil, siendo aprobada por el Episcopado Mexicano como “el organismo perteneciente a las Obras Misionales Pontificio Episcopales en México que promueve la conciencia misionera ( oraciones, vocaciones y otros tipos de cooperación) en servicio del Clero local en las Iglesia jóvenes”; esto debido a que en sus orígenes, la Liga Misional Juvenil fue un programa auxiliar de la Obra de San Pedro Apóstol (OSPA). Entre sus objetivos está el sensibilizar, formar y encaminar a la juventud mexicana hacia un compromiso responsable, generoso y constante en favor de la evangelización de todo el mundo, mediante una organizada animación y cooperación misionera, con la finalidad de que puedan vivir como alegres discípulos misioneros de Cristo, en comunión con toda la comunidad eclesial.
La Obra de San Pedro Apóstol (OSPA) fue fundada en 1889 en Caen, Francia, por Estefanía y Juana Bigard (madre e hija). Favorecida con el apoyo de la Santa Sede, se difundió en la mayor parte de las diócesis de Europa y de América.
La sede central fue transferida a Roma en 1920 y dos años después, el 03 de mayo de 1922, la Obra de San Pedro Apóstol recibió el título oficial de Pontificia.
En México, no hay datos claros sobre el caminar de la Obra de San Pedro Apóstol, hasta el año de 1932 cuando Don Rafael Vallejo Macuozet es nombrado Presidente del Consejo Nacional de la Propagación de la Fe y de San Pedro Apóstol.