Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá

Miércoles Santa Marta 

 

LECTIO

Evangelio: Juan  11,19-27

 

En aquel tiempo, Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano. Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dijo a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas». Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta le respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día». Jesús le dijo: «Yo soy la Resurrección y la Vida.  El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?». Ella le respondió: «Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo».

 

 

VERSOS PARA ORAR EN VERANO: Vacaciones con Dios

 

2. El Espíritu Santo

 

ESPÍRITU DIVINO

 

Luz de Dios,

disipa la tiniebla de mis dudas

y guíame.

 Fuego de Dios,

derrite el hielo de mi indiferencia

y abrásame.

 Torrente de Dios,

fecunda los desiertos de mi vida

y renuévame.

 Fuerza de Dios,

rompe las cadenas de mis esclavitudes

y libérame.

 Alegría de Dios,

aleja los fantasmas de mis miedos

y confórtame.

 Aliento de Dios,

despliega las alas de mi espíritu

y lánzame.

 Vida de Dios,

destruye las sombras de mi muerte

y resucítame.

 Ven, Espíritu Paráclito,

Espíritu creador y santificador,

Espíritu renovador y consolador,

Espíritu sanador y pacificador.

 Ven y concede hoy a tu Iglesia,

reunida en el Cenáculo

con María,

la experiencia de Pentecostés.

 

A VECES, POR LAS VENAS DE LAS COSAS…

 

A veces, por las venas de las cosas

 sube una luz azul, cual de presencia,

 que las enciende misteriosamente

 con halo de atracción que sólo eleva:

 y es la rosa y el trino, y es el árbol

 en flor o despojado, y es la espuma

 en placidez de arena o rota en roca,

 y los ojos dolientes de este niño

 que hallamos por la calle; y es un gesto

 generoso de amigo; y son las piedras

 de las casas que vemos cada día;

 y es el jazmín del pie de la palmera

 del parque familiar; y son las voces

 que cada día oímos; y es la noche

 constelada y serena, y la mañana

 cerrada en frío que no puede abrirse;

 y hasta el grosor de lluvia y de la niebla:

 todo es fosforescente y de milagro.

 Todo encendido misteriosamente

 por esta luz azul, cual de presencia,

 que sube por las venas de las cosas,

 lo mismo que si el mundo, todo, fuera

 una zarza de Horeb que ardiera dentro…

 

ORATIO

 

¡Señor, cómo quisiéramos que toda nuestra vida estuviera recogida y concentrada en torno a ese centro que unificaba toda tu vida! Por desgracia, nos dejamos seducir por muchas otras cosas que nos atraen. Estamos constantemente sacudidos de aquí para allá como por las olas del mar. Nuestro corazón está con frecuencia en otra parte, no allí donde se encuentra el tesoro que tú habías encontrado. No buscamos siempre el Reino de Dios, no amamos de una manera suficiente la «vida abundante» para todos.

Ayúdanos tú, Señor. Si, como hiciste un día con tus discípulos, nos miras a los ojos y nos dices: «Sígueme», nos quedaremos fascinados por tu voz y por tu propuesta y te seguiremos. Si nos lo dices una vez más, con vigor, seremos capaces de seguirte todavía y siempre. Y también nuestro rostro estará radiante de alegría e iremos detrás de ti con valor, confiando sólo en tu Palabra de vida, y nos dejaremos quemar en nuestro interior por el fuego de tu Espíritu y de tu amor.

 

Mons. Salvador Cisneros

Parroquia Santa Teresa de Ávila

 

También te podría gustar...