A todos los abuelos y abuelas de México

“Setenta son los años que vivimos; los más fuertes llegan hasta los ochenta,
pero el orgullo de vivir tanto sólo trae molestia y trabajo. Los años pronto pasan, lo mismo que nosotros”

(Sal 90 (89) 10) – .DOC

 

A todos los Abuelos y Abuelas de México y

A todos los hombres y mujeres de buena voluntad:

 

Con gratitud por su vida y aporte, les saludo a nombre de todos los Obispos de México.

Quiero aprovechar esta ocasión para expresarles nuestro reconocimiento. A Ustedes les ha tocado formar a sus hijos en tiempos muy complejos, de profundos cambios, algunos muy buenos otros no tanto. Pero todos ellos han formado una realidad diferente a la que han logrado acoplarse con gran velocidad y generosidad sin perder su fe y valores fundamentales.

La tarea de educar a los hijos nunca termina. Al principio de la vida, cuando son niños, las enseñanzas son muy prácticas: instruirlos a comer, caminar, vestirse, sentarse, lavarse, etc. Sin embargo cuando más crecen, el desafío es más profundo y más humano, pues hay que ayudarlos a entender los grandes rasgos de ser persona, pero sobre todo a sobrellevar la vida, que es un torrente de oportunidades, limitaciones, alegrías y por supuesto adversidades.

Los invitamos a seguir con perseverancia y generosidad su tarea. Que en ningún hogar mexicano falte la palabra sabia, caritativa, prudente y testimonial de los abuelos. Que nuestra sociedad siga contando con un caudal de tradición que nos reúna, encuentre y sobre todo nos descubra el verdadero sentido de la vida.

“Los ancianos son los que traen la historia, que nos traen la doctrina, que nos traen la fe y que la dejan en herencia. Son los que, como el buen vino envejecido, tienen esta fuerza dentro para darnos una herencia noble” (S.S. Francisco. Homilía celebrada en la misa del 19-Nov.-2013, Casa Santa Marta).

Los exhorto también a seguir participando de cada una de sus parroquias, capillas y comunidades eclesiales. No solamente necesitamos fortalecer la vida de las familias, Iglesias domésticas, sino también el servicio que la Iglesia presta al mundo, en una dinámica de misión permanente, transmitiendo el amor de Cristo a cada uno de los hombres y mujeres de este tiempo.

Pidamos hoy a los Abuelos Santos: Simeón, Ana, Policarpo y Eleazar, la gracia de custodiar, escuchar y venerar a nuestros antepasados. Dios bendiga su vida, su paz y sobre todo su alegría, con la presencia del Dios Uno y Trino.

 

+ Mons. Francisco J. Chavolla Ramos
Obispo de Toluca y
Responsable de la Dimensión Episcopal para la Familia

 

Agosto 28 de 2014

 

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