El presbiterio celebró a nuestro Arzobispo su cumpleaños
Tijuana, B.C.- El presbiterio de nuestra Arquidiócesis de Tijuana celebró su cumpleaños a nuestro Arzobispo, Mons. Francisco Moreno Barrón, con una celebración eucarística que él presidió y que fue concelebrada por nuestro Arzobispo Emérito, Mons. Rafael Romo Muñoz, el Obispo de El Salto, Mons. Juan María Huerta, y los sacerdotes.
También fue acompañado por algunos familiares, los seminaristas, religiosas, alumnos del Colegio Padre Javier Esparza y feligreses.
“El Papa querido San Juan Pablo II decía que solo hay dos caminos para realizarse en el amor: un camino es la consagración virginal, el otro camino es el matrimonio. Ambos muy hermosos y en ambos se puede encontrar la verdadera felicidad. Lo importante en la vida es amar y dejarnos amar por aquellos que nos rodean”, dijo el Arzobispo durante la homilía.
También dijo que Nuestro Señor en el Evangelio destacó que el mandamiento principal es el amor, primero amar a Dios sobre todas las cosas y luego amar al prójimo como a uno mismo.
“…así como Jesús nos ama, así quiere que nos amemos unos a otros con ese amor exigente que más que ser una carga pesada se convierte en un gozo cuando se vive en libertad, cuando es auténtico el amor. Amarnos unos a otros como Jesús nos ama…el prójimo número uno para nosotros (sacerdotes) es el sacerdote. Tenemos que abrazar con nuestro amor sacerdotal a todos, sin excepción: ancianitos, personas adultas, matrimonios, jóvenes, niños, enfermos, abandonados. Pero nuestro amor comienza con nuestros hermanos presbíteros. Hoy este es un llamado del Señor a reconocernos verdaderamente hermanos y s comprometidos en el amor unos a otros. Es más fácil amar a Dios que amar al prójimo”, destacó Mons. Moreno Barrón.
El Pbro. Vitorino Osornio de la Diócesis de Tlaxcala, trajo un regalo al Arzobispo de parte de los Mayordomos de Mazatecochco, Tlaxcala: una imagen de los Niños Mártires de Tlaxcala, patronos de la niñez mexicana.
La celebración eucarística se llevó a cabo a las 12:00 p.m. en el Templo Santa Cruz en el Seminario Menor, y posteriormente tuvieron un convivio.
