El camino cristiano

Con la solemnidad del Bautismo del Señor termina el tiempo de Navidad e iniciamos el Tiempo Ordinario. La escena del Jordán es el principio de la vida pública del Salvador.Cristo se va a bautizar como uno más, pero entonces se oye la voz poderosa del Padre que lo declara desde el cielo "su hijo amado, su predilecto." Es el mismo Padre quien no quiere en ese momento el anonimato producido por la modestia de Jesús. Es necesario conocer que la fuerza de Dios también está en el Señor. Lo dice Mateo en su texto. Hace unos días, al celebrar la Epifanía, se mostraba lo mismo: la presencia pública y jubilosa del Niño Dios al mundo, representado por los Reyes Sabios de Oriente. El Dios omnipotente presenta a su Hijo con dimensión humana, con la medida que todos los hombres deberíamos tener: la de la paz y la suavidad.A nosotros se nos abre también un tiempo normal, de camino corriente, tras la maravilla que hemos celebrado en Navidad. Pero también es tiempo de espera y de conversión.Esta primera parte del Tiempo Ordinario terminará en el Miércoles de Ceniza y con ella se inicia la Cuaresma, el ascenso hasta la Pascua gloriosa. Todos los tiempos y los momentos sirven para nuestra conversión.Y una característica de nuestro cambio – de la búsqueda del hombre nuevo—ha de ser el de la paz y la afabilidad. Jesús es afable y pacífico. Y así debemos ser nosotros.Recomendamos muy sinceramente, leer y releer esta semana los textos de la Misa. Y meditarlos en el silencio de nuestros cuartos y en la –deseable– paz de nuestras almas. 

Mons. Salvador Cisneros G.

Parroquia Santa Teresa de Ávila

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