¿Estamos dando frutos?

El evangelio del domingo pasado es una llamada urgente de Jesús a la conversión. Para Jesús las desgracias humanas no son un castigo de Dios. Quienes han perecido en ellas no eran “más pecadores”, ni “más culpables” que el resto del pueblo. Jesús, sin embargo, saca una lección para todos: “Si no se convierten, perecerán del mismo modo”. El fin puede llegar en cualquier momento, la historia es breve y la vida de cada uno está amenazada ante lo imprevisto. No  hay que dejar caer en el vacío los llamados que Dios nos hace pues pueden ser definitivos. Nadie sabe cuándo llegará el final de su vida. En el presente de cada hombre todavía resuena hoy la exhortación a la conversión, pero muchos la dejamos para más tarde o la recibimos con indiferencia. La mejor opción es acoger el llamado de Dios y cambiar la propia vida sin tardanza.Esta invitación a la conversión es explicada luego con la parábola de la higuera que no produce fruto. La esterilidad de la higuera no es pasajera, sino que dura muchos años. El dueño quiere cortarla definitivamente, pero el viñador lo invita a esperar todavía un año más. La parábola nos recuerda a Juan el Bautista que exhortaba a “dar frutos de conversión” y amenazaba con echar al fuego los árboles infructuosos. El texto nos remite a las palabras de Jesús que afirma que “el árbol se conoce por sus frutos, que no se recogen higos de las espinas, ni de la zarza se vendimian uvas”. El mensaje es claro. Jesús llama a la conversión, al cambio de vida, urgente y radical. Pero su palabra no es escuchada. Sin embargo, la misericordia de Dios, que se revela en la misión de Jesús, espera hasta el final al pecador que se arrepiente, como el caso del criminal que murió junto a la cruz de Jesús. El evangelio es palabra de vida y de salvación. Jesús nos llama a la conversión y nos ofrece la misericordia infinita de Dios, pero existe el riesgo de no acudir a la cita con una salvación que no se puede seguir retrasando, pues es actual y eficaz en el presente de cada uno.  

 

Monseñor Salvador Cisneros Gudiño

Parroquia Santa Teresa de Ávila

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