Mi casa ha de ser casa de oración
Evangelio: Lucas 19,45-48
En aquel tiempo, Jesús entró en el templo e inmediatamente se puso a expulsar a los vendedores, diciéndoles: Está escrito: Mi casa ha de ser casa de oración, pero vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones.
Jesús enseñaba todos los días en el templo. Los jefes de los sacerdotes, los maestros de la Ley y los principales del pueblo trataban de acabar con él. Pero no encontraban el modo de hacerlo, porque el pueblo entero estaba escuchándolo, pendiente de su Palabra.
ORATIO
«Si…», dice el Señor:
Si aceptas la invitación a devorar mi Palabra, vivirás.
Si la saboreas en la boca, la encontrarás dulce como la miel.
Si la engulles en tus vísceras, experimentarás una gran amargura.
Si denuncias la ignorancia camuflada, serás alejado.
Si proclamas la libertad contra el poder, serás perseguido.
Si revelas el interés privado contra el bien común, serás criticado.
Si buscas la aprobación de personajes, te verás decepcionado.
Si te confías a tus fuerzas, vacilarás fácilmente.
Si piensas que podrás ver los frutos de lo que siembras, esperarás en vano.
Si el pueblo está pendiente de tus labios, alabarás al Señor.
Si obras prodigios en los corazones, cantarás al Señor.
Si es reconocida tu misión, darás gracias al Señor.
«Éste es mi profeta», dice el Señor.
Mons. Salvador Cisneros
Parroquia Santa Teresa de Ávila