¿Se puede celebrar la muerte?
El trance definitivo de la vida es la muerte. La muerte es siempre trágica, es violenta porque contradice el deseo de vivir, es uno de los ejes del dolor humano. La muerte suscita en el hombre muchos interrogantes y no puede reducirse a un mero fenómeno natural. Pero a la muerte no se le puede despojar de sentido.Cuando la muerte nos amenaza y rodea, cuando entra en nuestra casa y nos arrebata a un ser querido, entonces con toda crudeza nos preguntamos ¿se puede celebrar la muerte?Desde la fe y la esperanza cristiana tenemos que responder afirmativamente. Al recordar hoy a todos los difuntos, al actualizar una vez más en el sacrificio eucarístico la pasión y muerte del Señor, celebramos al Dios de la vida, al Dios que salva, al Dios de la resurrección. Nuestro Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos, por eso desde el corazón de la muerte celebramos y proclamamos la resurrección. Creer es esperar en el amor de Dios, confiar plenamente en su misericordia, asumir la muerte en la esperanza de la vida eterna.Los creyentes aceptan la muerte bebiendo el agua viva de la Palabra de Dios, para no morir de sed en el desierto del mundo, y comiendo el Pan de la Vida, que nos fortalece y nos hace triunfar sobre la muerte. Por eso el cristiano sabe que vive para morir y muere paro vivir.La muerte cambia de sentido, pues es la posibilidad de vivir eternamente con Cristo.Al recordar a nuestros difuntos, presentamos a Dios nuestras oraciones celebrando el misterio pascual del Señor comprometiéndonos a vivir mejor nuestra vida.
Mons. Salvador Cisneros G.
Parroquia Santa Teresa de Ávila