Sacerdocio católico y Celibato
¿Se puede ser célibe hoy?
Para poder abordar este tema se necesitan muchos presupuestos y además escrudiñar varias ramas de la teología para que se cubran todos los aspectos del pensamiento católico sobre el Celibato. En este sentido hay una amplia bibliografía sobre nuestro tema y sinceramente no es mi intención ni hacer un resumen aquí ni mucho menos presentar en su totalidad toda la riqueza de la tradición de la Iglesia sobre el celibato; más bien, permítanme comentar algunos precisos detalles que he observado en estos últimos días. En primer lugar recuerdo con alegría el día miércoles santo en que los sacerdotes de la Arquidiócesis de Tijuana, ante la presencia de Don Rafael Romo, Arzobispo de esta jurisdicción eclesiástica revivimos nuestras promesas sacerdotales y en cuya homilía se hizo hincapié en la necesidad de vivir los consejos evangélicos de la castidad, la pobreza y la obediencia, como el camino para el sacerdote hacia a su santificación.
Por otra parte, hace dos semanas aproximadamente, leía que un grupo de sacerdotes de Austria mandó una carta al Santo Padre Benedicto XVI para que en la Iglesia Católica se aboliera el celibato sacerdotal y se permitiera la ordenación sacerdotal de las mujeres. El Santo Padre dijo claramente que “NO” a las dos peticiones e hizo un llamado a los grupos que tenían estas intenciones, de repensar su amor a la Iglesia y su obediencia al magisterio bi-milenario de la comunidad católica.
De hecho la Iglesia no se basa en lo que hacen los demás grupos cristianos sino en su adhesión a las enseñanzas de Jesús. Y no se imaginan la cantidad de escritores y de periodistas que hablaron del tema a nivel internacional, casi todos sin entender el sentido de las palabras del Papa Benedicto XVI, y muchos otros, acá a nivel nacional burlándose, así como Sergio Sarmiento, periodista mexicano, quien se dice “no cercano” a la teología de la Iglesia, pero que siempre anda opinando de ella, y se levantaba como juez implacable de la Iglesia, fustigando al PAPA por no aceptar mujeres al sacerdocio y tachando a los católicos de ser misóginos, diciendo que era muy triste ver a la Iglesia actuar así. (En realidad no tiene por qué estar triste ya que no vive dentro en ella y observa a la Iglesia “como fuera del ruedo”).
Celibato y Sacerdocio de mujeres, son sin duda temas difíciles y complejos, pero no por eso, el Papa debe aceptar que los sacerdotes se casen y que las mujeres accedan al sacerdocio, como si se dejaran presionar por lo que piensa un grupo de clérigos. En realidad el problema de fondo es otro: se llama “crisis de fe”. Este grupo de más de 300 sacerdotes concuerdan en que dado la falta de vocaciones al sacerdocio en Austria se debe buscar una manera de solucionar la falta de párrocos y la poca presencia de católicos en las misas; pero se van al extremo ellos mismos también. No presentan soluciones sino crean división.
Si bien las estadísticas sobre la disminución de las vocaciones sacerdotales son terribles; pero lo son igualmente en las iglesias protestantes, en la Iglesia anglicana y también en la ortodoxa, donde los sacerdotes pueden casarse. Así que el celibato en sí no es la causa de la falta de sacerdotes. Sólo esto podría indicar que el punto delicado no es tanto, en esta sociedad occidental de bienestar, la “vida de célibe” cuanto la “vocación al sacerdocio”; en México, por ejemplo, había una gran cantidad de vocaciones, hace 15 años, pero, distinguiendo las regiones de nuestro país, podemos decir que ya estamos en crisis de vocaciones a la vida sacerdotal porque los seminarios están más vacíos cada vez; salvaguardando las excepciones, porque nunca será lo mismo Guadalajara que el Noroeste de México: por ejemplo aquí en Tijuana este año sólo se ha ordenado un sacerdote (febrero 2012), mientras en la capital jalisciense se ordenan alrededor de 50 sacerdotes anualmente.
Los números hablan un lenguaje extremadamente realista y también los futurólogos más diletantes, nos exhortan a tomar las cautelas necesarias, para que el pueblo cristiano no muera de hambre del alimento de Dios, (por la falta de la Eucaristía), sin embargo, por ejemplo, el problema de los pederastas en la Iglesia no tiene que ver con el celibato, (porque sólo el 0.01% de los sacerdotes ha presentado esta grave desviación sexual, y esta cifra no es inventada ni maquillada), sino que estamos asistiendo a un problema más grave: es la crisis de valores a nivel general; matrimonios desunidos, familias disfuncionales, la sociedad en general despedazada con tanto anuncio erótico y falta de moralidad en las escuelas; un mundo cada vez más hedonista, e inmoral y con menos valores en los más jóvenes.
Sin embargo, a pesar de todo, sí creo que sea posible vivir el celibato, de una manera ordenada y tranquila, no sin antes luchar y ser formado en los centros adecuados para esto; en los seminarios, en las casas de vida religiosa y monasterios; y sobre todo con el don de Dios para ello; porque sin El yo lo veo imposible vivirlo alegremente. Ser célibe hoy sí es posible, aunque requiere un grado de heroísmo, dadas las circunstancias tan adversas para ello. Se necesita valor y mucha generosidad por parte del que es llamado.
Pero ¿Que es el celibato, a todo esto?
El Celibato (en latín caelibis) se refiere al estado de aquellos que no se casan o que no tienen una pareja sexual. Un soltero puede ser llamado célibe, sin embargo, el concepto adquirió un sentido de opción de vida. Por lo general se entiende como célibe a aquel que no quiere casarse y prefiere la soltería de manera permanente. La opción por el celibato puede ser religiosa como se presenta entre los sacerdotes católicos, los monjes budistas y otras religiones; filosófica como la opción de Platón por el estado celibatal; social como se presenta en quienes optan por dicho estado como opción personal. Lo común es que el estado celibatario sea voluntario, pero también puede ser inducido o forzado como en el caso histórico de los esclavos o los famosos “eunucos”.
Así que la opción del celibato en la Iglesia católica no es porque a la Iglesia católica le costaría mucho dinero mantener a las familias, como dicen algunos, sino porque algunos desean entregarse “sin un corazón dividido” y por amor a Cristo, para imitarlo en su camino hacia la perfección.
Sé que es difícil vivir solo y sin pareja, pero Dios da la gracia cuando uno se la pide humildemente y se deja guiar por el Espíritu del Señor, evitando tomar a la ligera los consejos sabios de la santa Madre Iglesia.
Habría muchísimo que decir en torno a esto. La teología católica sobre el celibato es amplísima, pero no tengo el espacio ahora para ponerlo y explicarlo; además se necesitan muchas herramientas más para exponerlo adecuadamente. Por lo cual concluyo diciendo que en la Iglesia católica el celibato seguirá unido al sacerdocio ministerial, porque “no es un capricho de algunos cardenales”, como dicen, sino que es un signo sagrado y un don de Dios para su Iglesia y el mundo.
Pbro. Jorge Echegollén Flores
Subdirector del Proyecto de la Nueva Catedral
y Vicario de la P. Nuestra Señora de Guadalupe