Misa Crismal en la Arquidiócesis de Tijuana
Tijuana, B.C.- La Misa Crismal se llevó a cabo en la Catedral Nuestra Señora de Guadalupe, la cual fue presidida por el Arzobispo Metropolitano, Don Rafael Romo Muñoz, y concelebrada por el Obispo de la Diócesis de Mexicali, Mons. José Isidro Guerrero Macías y el Obispo de Ensenada, Mons. Rafael Torres Valdés.
Además concelebraron también los sacerdotes de esta jurisdicción eclesiástica donde renovaron sus promesas sacerdotales, y los obispos consagraron el Santo Crisma y bendijeron los aceites de los óleos con el cual ungen a los enfermos. También asistieron algunos sacerdotes de las diócesis de Mexicali y Ensenada acompañando a sus obispos.
“Este sentido sacerdotal y episcopal es muy importante por los dos acentos más sobresalientes: 1.- La renovación de su compromiso sacerdotal, porque todos y cada uno de ellos renuevan en su corazón aquello por lo que se ordenó presbítero. 2.- La bendición de los óleos de los enfermos y catecúmenos, y la consagración del Santo Crisma”, dijo el Arzobispo durante la homilía.
Mencionó también que los fieles deben tener una especial gratitud por sus sacerdotes totalmente entregados por los fieles.
Así mismo que la Iglesia tiene como objetivo la salvación porque Cristo dejó su misión a la Iglesia, por lo cual todos tienen la responsabilidad de la salvación.
Y lanzó la siguiente pregunta a los fieles: ¿tienen presente que la salvación del mundo depende también de ustedes? Y los invitó a no dejarse llevar por los distractores del mundo, como lo dice San Pablo.
“Es responsabilidad de los sacerdotes robustecer la fe. El sacerdote es otro Cristo. Por lo tanto yo tengo que llevar a Jesús a los demás y tengo que seguir el ejemplo de Jesús”, destacó Mons. Romo Muñoz.
Antes de finalizar la Eucaristía instituyó el Jubileo Sacerdotal de la Misericordia para el día de la Fiesta de Corpus Christi (26 de mayo) invitando a los sacerdotes a irse preparando para sacar el mayor fruto posible.
La celebración eucarística se llevó a cabo el miércoles 23 de marzo a las 11:00 a.m. en un templo abarrotado de sacerdotes, religiosa y fieles.