No todo el que me dice: ¡Señor, Señor! entrará en el reino de los cielos

JUEVES

 

Evangelio: Mateo 7,21.24·27

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No todo el que me dice: ¡Señor,

Señor! entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, es como aquel hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y se abatieron sobre la casa; pero no se derrumbó, porque estaba cimentada sobre roca. Sin embargo, el que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, es como aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, se abatieron sobre la casa, y ésta se derrumbó. Y su ruina fue grande.

 

ORATIO

¡Señor, eres la roca eterna y tus palabras son verdad y vida!

Ayúdame a construir mi vida en tus palabras, sólo así descubriré el cimiento que no vacila, una roca en la que estaré firme, un refugio seguro en las vicisitudes de mi existencia, una lámpara para mis pasos y luz en mi camino. Perdona mi necedad por cuantas veces he buscado mi plenitud en otra parte, mi cimiento lejos de ti; por cuantas veces he construido sobre arenas movedizas mis proyectos sin confrontarlos con los tuyos, ilusionándome con la autosuficiencia de mis palabras en vez de con una amorosa y gozosa obediencia a tu voluntad. Señor, acepta mi alma arrepentida y mi corazón humillado, ya que deseo ser y no aparentar, quiero llegar a ser, contando con tu ayuda, un miembro vivo de tu pueblo y anhelo caminar contigo en humildad y justicia, para poder morar en tu ciudad santa.

 

Mons. Salvador Cisneros

Parroquia Santa Teresa de Ávila

 

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