El Diaconado Permanente: “La Iglesia acompaña esta Vocación con Jornada de Oración”

“Deseamos que esta jornada propicie la cercanía y la comunión entre la comunidad cristiana y entre todos los diáconos permanentes”. Es el deseo del Equipo Nacional de la Dimensión Episcopal del Diaconado Permanente de la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM)”.

Pastoral para la Comunicación. – Se realiza la “Jornada de Oración del Diaconado Permanente”, del 1 al 10 de agosto, la cual será transmitida por medio de la página oficial de Facebook de la Dimensión Episcopal del Diaconado Permanente en México. Respondiendo al llamado del Papa Francisco de orar constantemente por las vocaciones sacerdotales y ministeriales, la Iglesia de México lleva a cabo una Jornada de oración dedicada especialmente para el Diaconado Permanente. Que esta jornada ayude a “comprender la riqueza del ministerio diaconal, se esfuercen por cultivarlo y cuidarlo”.

La doctrina católica establece que el grado de diaconado es un grado de servicio, que viene establecido desde el tiempo de los apóstoles, como lo atestiguan los Hechos de los apóstoles y la Carta de san Pablo a Timoteo. Los varones casados que se dedican a ayudar a la Iglesia a través de la vida litúrgica, pastoral o en las obras sociales y caritativas pueden fortalecerse recibiendo el orden del diaconado y se unen más estrechamente al altar para cumplir con mayor eficacia su ministerio por medio de la gracia sacramental del diaconado. Por ello, el orden del diaconado, según lo afirma el Catecismo de la Iglesia Católica en el número 1554, está destinado a ayudar y a servir a los obispos y a los presbíteros. El “diaconado permanente” es aquel, comúnmente, conferido a hombres casados. Este, además de atender sus actividades familiares, pastoralmente puede bautizar, bendecir matrimonios, asistir a los enfermos con el viático, celebrar la liturgia de la Palabra, predicar, evangelizar y catequizar.

Entendido de esta manera, el diaconado no es solamente un paso intermedio hacia el sacerdocio, sino que ofrece a la Iglesia la posibilidad de contar con una persona de gran ayuda para las labores pastorales y ministeriales. Un diácono puede bautizar, bendecir matrimonios, asistir a los enfermos con el viático, celebrar la liturgia de la Palabra, predicar, evangelizar y catequizar. No puede, a diferencia del sacerdote, celebrar el sacramento de la Eucaristía (Santa Misa), confesar o administrar el sacramento de la unción de los enfermos. Con todo lo que puede hacer, su ayuda es invaluable, especialmente en el momento actual.

La iniciativa de los Obispos mexicanos es en respuesta a la invitación del Papa Francisco a “realizar jornadas de oración por los sacerdotes y ministros de la Iglesia”, para pedir especialmente a Dios el aumento de vocaciones. En este sentido, la Iglesia mexicana reconoce la importancia de la presencia de los diáconos permanentes en muchas Diócesis, por lo cual quiere “pedir por aquellos que han sentido la inquietud y que muchas veces por falta de discernimiento, de apoyo o incluso de decisión se resisten a responder al Señor”.

El Comunicado emitido al respecto, exhorta a orar por “las familias de los diáconos permanentes, a fin de que, junto con ellos, renueven la respuesta que un día dieran al Señor y renueven el compromiso de servicio que han venido realizando en favor de toda la Iglesia”. Con ello, los Obispos esperan que esta jornada sea un momento para “comprender la riqueza del ministerio diaconal, se esfuercen por cultivarlo y cuidarlo”.

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