El escapulario de Ntra. Sra. del Carmen: “insignia de fe en los momentos difíciles”
Pastoral para la Comunicación. – Durante siglos el escapulario llevado sobre los hombros de personas de fe ha acompañado el camino de la civilización y de las sociedades en los momentos de prueba, sean pestes, epidemias, guerras, hambrunas y todo tipo de desgracias que sacuden la humanidad. Son inumerables los testimonio a lo largo de la historia cristiana alrededor del mundo que refiere la singular devoción de la “prenda del cielo” frente a las adversidades.
En la actualidad estés sacramental sigue teniendo vigencia en la vida de fe y en la sed espiritual de tantos contemporáneos. Ahora en medio de la pandemia por el Covid-19 un aliciente que anima la fe es el escapulario de Ntra. Sra. del Carmen para encontrar en este signo de fe un camino de discípulos de Cristo a través de la escuela de la siempre Virgen María.
Frecuentemente las algunas personas usan el escapulario u otros objetos de devoción sin saber su verdadero significado, o incluso como un amuleto, algo mágico que “da suerte”, que libra del “energías negativas”, etc.
En consecuencia, se subrayan algunos aspectos de este sacramental: la devoción al escapulario de Ntra. Sra. del Carmen comenzó con la visión de san Simón Stock. Según la tradición, la Orden del Carmen atravesaba una fase difícil entre los años 1230-1250. En efecto, podemos preguntarnos ¿cuál es el verdadero significado del escapulario? El escapulario era un delantal usado por los monjes durante el trabajo, para no ensuciar la túnica. Colocado sobre las escápulas (hombros), el escapulario es una pieza del hábito que aún hoy usan los carmelitas. Con el tiempo, se estableció un escapulario reducido para ser dado a los fieles laicos.
El escapulario actual está hecho de dos trozos pequeños de tela regularmente de color marrón unidos por cordones, que tienen a un lado la imagen de Nuestra Señora del Carmen, y en la otra el Corazón de Jesús, o el escudo de la Orden del Carmen. Es importante destacar algunas actitudes que deben ser asumidas por quien se reviste de este signo mariano: Colocar a Dios en primer lugar en su vida y buscar siempre realizar su voluntad, escuchar la Palabra de Dios en la Biblia y practicarla en la vida, buscar la comunión con Dios por medio de la oración y los sacramentos, abrirse al sufrimiento del prójimo, solidarizándose con él en sus necesidades, procurando solucionarlas.