En el “Día del maestro” algunos consejos del Papa Francisco para los docentes
Pastoral para la Comunicación.- Como buen conocedor de la profesión docente entre tantos es el Papa Francisco, pues en diversas intervenciones en los foros en los que se ha encontrado con este amplio sector a nivel internacional, les ha exhortado a vivir la vocación de la docencia en los diversos niveles como “un servicio precioso porque permite ver crecer día a día a las personas que han sido confiadas a nuestro cuidado” y “es un poco como ser padres, al menos espiritualmente”.
Resaltamos algunas orientaciones que el Obispo de Roma ha pronunciado en torno a la loable tarea del docente u “facilitador” como hoy se menciona.
“La enseñanza más importante de Jesús es la de “amar al Señor tu Dios y amar al prójimo”. “Nos podemos preguntar: ‘¿Quién es el prójimo para un profesor?’.¡El ‘prójimo’ son los estudiantes!, “Y aquellos con los que transcurre sus jornadas. Son los que por él tienen un guía, una dirección, una respuesta y, todavía antes, buenas preguntas”.
“Revonar la pasión por el hombre: Los animo a renovar su pasión por el hombre en su proceso de formación y ser testimonios de vida y de esperanza”.
“Ser profesor no es solo un trabajo: los profesores son invitados a la actualización en las propias competencias didácticas, también a la luz de las nuevas tecnologías, porque “ser profesor no es solo un trabajo: es una relación en la que cada maestro debe sentirse enteramente implicado como persona, para dar sentido a la tarea educativa hacia los propios alumnos”.
“Es una gran responsabilidad: es una entrega en “serio que solo una persona madura y equilibrada puede realizar…que se comparte siempre el propio trabajo con otros colegas y con toda la comunidad educativa a la que pertenece”.
“Siempre hay profesores dispuestos a trabajar en la misma profesión con ese entusiasmo y esa disponibilidad que da la fe en el Señor”.
“Iluminen y motiven una “justa idea de escuela”, que “es oscurecida por discusiones y posiciones reductivas…la escuela está hecha en verdad de una válida y cualificada instrucción, pero también de relaciones humanas, que de parte nuestra son relaciones de acogida, de benevolencia, de reservar a todos indistintamente”.
“Testimoniar la propia inspiración de esta sociedad deben “empeñarse en las periferias de las escuelas, que no pueden ser abandonadas a la marginación, la ignorancia, a la mala vida”.
“Amar con mayor intensidad a sus estudiantes más difíciles, más débiles, más desfavorecidos…amar más a los estudiantes que no quieren estudiar, aquellos que se encuentran en condiciones de privación, extranjeros…etc. y que hoy son un gran desafío para la escuela”.
“Que los jóvenes encuentren en la escuela una referencia positiva”. Esto se consigue con profesores que den “un sentido a la escuela, al estudio y a la cultura, sin reducir todo a la sola transmisión de conciencias técnicas, sino apuntando a construir una relación educativa con cada alumno, que debe sentirse acogido y amado por aquello que es, con todas sus limitaciones y sus potenciales”.