¿Cómo podemos ocuparnos en los trabajos que Dios quiere?
Lunes de la tercera semana de pascua
LECTIO
Evangelio según san Juan 6, 22-29:
A la mañana del día siguiente, cuando la gente que se había quedado al otro lado del lago vio que allí no había más que un bote… y que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí…, cerca del lugar donde comieron el pan…, embarcaron y se dirigieron a Cafarnaúm en busca de Jesús. Allí lo encontraron, a la orilla del lago, y le preguntaron:Maestro, ¿cuándo has venido aquí? Él les contestó: ustedes me buscan, no porque han visto signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen no por el alimento que perece sino por el alimento que perdura, el que les dará el Hijo del hombre… Ellos le preguntaron: ¿cómo podemos ocuparnos en los trabajos que Dios quiere? Respondió Jesús: este es el trabajo que Dios quiere: que crean en el que Él ha enviado”.
REFLEXIÓN
Tras la multiplicación de los panes, alude el evangelista a la búsqueda de Jesús por parte de la muchedumbre. Lo encuentran en Cafarnaúm y le dirigen una pregunta sólo para satisfacer su curiosidad: «Maestro, ¿cuándo has llegado aquí?». Jesús no les responde la pregunta, sino que les revela las verdaderas intenciones que los han impulsado a salir a buscarlo, y con ello desenmascara la mentalidad demasiado material de sus oyentes. En realidad, toda esa gente sigue a Jesús por el pan material, sin comprender el signo realizado por el Profeta. Buscan más las ventajas materiales y pasajeras que las ocasiones de responder y de amar.Ante esta ceguera espiritual, Jesús proclama la diferencia entre el pan material y corruptible y «el permanente, el que da la vida eterna». Jesús invita a la gente a superar el estrecho horizonte en que vive y a pasar al de la fe y al del Espíritu, al que sólo Él les puede introducir. Él posee el sello de Dios, que es el Espíritu y el dinamismo divino del amor.Los interlocutores de Jesús le preguntan ahora: « ¿Qué debemos hacer para actuar como Dios quiere?». Una nueva equivocación. La muchedumbre piensa que Dios exige la observación de nuevos preceptos y de otras obras. Pero lo que Jesús exige de ellos es una sola cosa: la adhesión al plan de Dios, a saber: Que crean en aquel que él ha enviado». Sólo tienen que cumplir una sola cosa: dejarse implicar por Dios y adherirse con fe a la persona de Jesús. Es la apertura a la fe lo que ofrece un pan inagotable y lo que da la vida para siempre al hombre que acepta ser liberado de las tinieblas.
ORATIO
Señor, tenemos necesidad de testigos más animosos. Tenemos necesidad de anunciadores «imprudentes», que agiten a tus adversarios y a tus amigos, dentro y fuera de nuestros círculos. Tenemos necesidad de profetas «incómodos», como se decía hace algunos años, para difundir la Buena Nueva. Tenemos necesidad de hombres y mujeres que no tengan miedo de hacer frente a las incomprensiones y los malentendidos a causa de tu nombre. Tenemos necesidad de personas que sean capaces de recorrer nuevos caminos y no tengan miedo a no ser comprendidos por esos mismos por quienes se comprometen y se dejan la piel.Señor, danos estos testigos fuertes y animosos. Señor, no permitas que nos ceguemos hasta el punto de no comprenderlos e incluso aislarlos, calumniarlos, contribuyendo con nuestra incomprensión a marginarlos y -¡no lo permitas, Señor!– a condenarlos.
Mons. Salvador Cisneros
Parroquia Santa Teresa de Ávila