“Indispensable la comunicación constructiva en tiempos difíciles” Papa Francisco
“De frente a un río de información y de noticias “buenas o malas” que inundan la visión que tenemos del mundo, el Papa considera necesario “romper el círculo vicioso de la angustia y frenar la espiral del miedo, fruto de esa costumbre de centrarse en las malas noticias”.
Pastoral para la Comunicación. – Ante las tragedias que vive la humanidad, sean guerras, terrorismo, escándalos y frustraciones, enfermedades. Es actual el Mensaje para la 51 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales del año 2017 que ofreció el Papa Francisco, exhortando a la necesidad de una comunicación constructiva que, rechazando los prejuicios contra los demás, fomentar una cultura del encuentro que ayude a mirar la realidad con auténtica confianza”. Teniendo como marco de lectura dicho Mensaje se describen algunas sugerencias del Papa Francisco para comunicar esperanza y confianza en nuestros días, como han sido publicado en varios medios internacionales:
-Comunicar sin ignorar el sufrimiento de los demás
El Papa no es ingenuo. “Ciertamente, no se trata de favorecer una desinformación en la que se ignore el drama del sufrimiento, ni de caer en un optimismo ingenuo que no se deja afectar por el escándalo del mal”, afirma. La invitación es a superar “ese sentimiento de disgusto y de resignación que con frecuencia se apodera de nosotros, arrojándonos a la apatía, generando miedos o dándonos la impresión de que no se puede frenar el mal”.
-Comunicar sin dejarse adormecer por la desesperación
El obispo de Roma incita a salir de esa lógica del “espectáculo del dolor” y del mal para no “adormecer la propia conciencia” o “caer en la desesperación”.
-Comunicar con creatividad y buscar soluciones al mal
Hay que buscar “un estilo comunicativo abierto y creativo, que no dé todo el protagonismo al mal, sino que trate de mostrar las posibles soluciones, favoreciendo una actitud activa y responsable”.
-Comunicar con lentes nuevos: ver más allá del problema
Lentes nuevos para ver la realidad que tiene altos y bajos, invita Francisco. “Esta buena noticia, que es Jesús mismo, no es buena porque esté exenta de sufrimiento, sino porque contempla el sufrimiento desde una perspectiva más amplia”.
Por poner un ejemplo de personas que siguen la lógica comunicativa de la buena noticia: el esposo que en cambio de gritar y romper platos se sienta con su esposa y busca ver lo que los une en un momento de crisis y no lo que los divide.
-Comunicar dejando libertad a los demás
Una comunicación abierta, creativa, realista y humilde que tiene una “forma misericordiosa para dejar a quien escucha el “espacio” de libertad para acogerla y referirla incluso a sí mismo”.
-Comunicar sin miedo al fracaso
El fracaso “puede ser el preludio del cumplimiento más grande de todas las cosas en el amor”. “Precisamente aquí, en el lugar donde la vida experimenta la amargura del fracaso, nace una esperanza al alcance de todos”, abunda al recordar la cruz de Cristo.
-Comunicar confianza en las personas y en sus historias
Por ello, insta a trabajar y descubrir la buena noticia cada día en la historia y en el rostro de cada persona. “La confianza en la semilla del Reino de Dios y en la lógica de la Pascua configura también nuestra manera de comunicar”, insiste.
-Comunicar a Jesús y su Buena Nueva para iluminar el camino
Entonces, la Buena Nueva, ante la oscuridad de este mundo, es faro que ilumina “el camino y abren nuevos senderos de confianza y esperanza”.
-Comunicar dejándose guiar con fe por el Espíritu Santo
Francisco dice que quien se “deja guiar con fe por el Espíritu Santo es capaz de discernir en cada acontecimiento lo que ocurre entre Dios y la humanidad”. Es esto ver la esperanza, el amor y la misericordia de Dios en el escenario dramático de nuestra vida o del mundo que nos rodea, pero donde hay salvación y esperanza.
-Comunicar esperanza porque se multiplica y contagia la realidad
Así, “la esperanza es la más humilde de las virtudes, porque permanece escondida en los pliegues de la vida, pero es similar a la levadura que hace fermentar toda la masa”, dice. Esperanza alimentada por el Evangelio, la vida de amor de los santos, y nosotros.