No tengan miedo

Tenemos demasiados miedos: Tenemos miedo a la libertad. Sobre todo a la libertad de los otros, que suelen ser los "malos" y a los que juzgamos irresponsables. Sin embargo, la vocación de todos es la libertad, y para vivir en libertad Cristo nos ha liberado.

Tenemos miedo a la verdad y a preguntar. Por eso preferimos la adhesión incondicional a la crítica responsable, la apologética al diálogo sincero con aquellos que no piensan igual que nosotros. Tenemos miedo al cambio y recelamos de lo nuevo simplemente porque es nuevo. Tenemos miedo a perder posiciones, riquezas, privilegios, poder… Y aunque no tengamos nada que perder, a veces resulta que seguimos teniendo miedo porque nos lo meten en el cuerpo aquellos que lo tienen todo.

El miedo nos hace retroceder ante el futuro, pensando que cualquier tiempo pasado fue mejor. El miedo nos hace intolerantes en muchas ocasiones y en otras agresivos. El miedo nos pone en guardia para que no pase nada. Hay, por lo tanto, una vigilancia que nace del miedo. Pero este miedo y esta vigilancia están en abierta contradicción con la Buena Noticia.

Jesús nos dice: "no tengan miedo porque el Padre nos ha prometido su reino. Dice también que pongamos el corazón donde está nuestro verdadero tesoro: en Dios, y las manos en donde está la única tarea: en el mundo.

Si el miedo nos pone en guardia, la esperanza cristiana ha de ponernos en camino. Jesús espera de nosotros una actitud vigilante que sea activa y no mera contemplación. Debemos trabajar despiertos para entrar un día en la fiesta y en las bodas del Hijo del Hombre que está por venir. La vigilancia mira hacia el futuro del hombre y el adviento de Dios, la vigilancia es fecunda y renovadora, infatigable.

 

Mons. Salvador Cisneros

Parroquia Santa Teresa de Ávila

 

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