Papa Francisco: “vivimos el virus de una economía enferma”

Pastoral para la Comunicación.- Con información de Vatican News en la Audiencia General de este último miércoles de agosto 2020, el Papa Francisco afirmó que la desigualdad “es el fruto de un crecimiento económico injusto, que prescinde de los valores humanos fundamentales”, y exhorta a “actuar todos juntos, en la esperanza de generar algo diferente y mejor”.

Continuado con las catequesis sobre cómo sanar el mundo después de la crisis sanitaria, el Santo Padre subrayó que “la pandemia ha puesto de relieve y agravado problemas sociales, sobre todo la desigualdad”, poniendo como ejemplo la realidad de los trabajadores, los niños, e incluso de las naciones.

Afirmando: “Algunos pueden trabajar desde casa, mientras que para muchos otros esto es imposible. Ciertos niños, a pesar de las dificultades, pueden seguir recibiendo una educación escolar, mientras que para muchísimos otros esta se ha interrumpido bruscamente. Algunas naciones poderosas pueden emitir moneda para afrontar la emergencia, mientras que para otras esto significaría hipotecar el futuro.”

 “Estos síntomas de desigualdad –explico el Obispo de Roma- revelan una enfermedad social; es un virus que viene de una economía enferma”. Como subraya Papa Francisco, la desigualdad es el fruto de un crecimiento económico injusto, que prescinde de los valores humanos fundamentales, y que es indiferente a los daños infligidos a la casa común. “La desigualdad social y el degrado ambiental van de la mano y tienen la misma raíz: la del pecado de querer poseer y dominar a los hermanos y las hermanas, la naturaleza y al mismo Dios”, aseguró.

Apunto que para asegurar que lo que poseemos lleve valor a la comunidad, es derecho y deber de la autoridad política “regular en función del bien común el ejercicio legítimo del derecho de propiedad”, porque “la subordinación de la propiedad privada al destino universal de los bienes […] es una ‘regla de oro’ del comportamiento social y el primer principio de todo el ordenamiento ético-social”. Así como las propiedades y el dinero son instrumentos que pueden servir a la misión, sin embargo “los transformamos fácilmente en fines, individuales o colectivos” socavando los valores humanos esenciales. De este modo, señala el Papa Francisco, “el homo sapiens se deforma y se convierte en una especie de homo economicus – en un sentido peor – individualista, calculador y dominador”.

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