Agradecemos al Padre Pablo por su trabajo pastoral
Apreciables amigos: vaya para todos mi saludo fraterno. “Quien dice la gente que es el Hijo del hombre? Unos dicen que Elías, otros que Jeremías o alguno de los profetas. Luego les preguntó: y ustedes, quién dicen que soy yo? “. Es parte del evangelio de este domingo. Nos dejará el mensaje de la fe en Jesús. Les deseo que el Señor acreciente en ustedes esa fe. Amigos: estamos soportando los últimos calores de este verano ardiente. Gracias a Dios. Ya empiezan a aparecer en el horizonte, en este cielo que cada día nos sorprende, las primeras nubecillas que anuncian que pronto llegará la época de lluvias que queremos que sean muy abundantes, porque el agua es vida. Ya ven la moda que traen ahora de arrojar un balde de agua (en ocasiones fría) sobre una persona para recabar fondos para causas nobles. No sea que nos agarre una gripa. Aunque yo conozco algunos que vienen por aquí a pedir, que dan ganas de echarles un baldazo. Así andan. Están peleados con el agua. Su lema es…. “la cáscara guarda el palo”. Bueno hermanos: quiero compartirles una noticia. Después de haber trabajado juntos por varios años en la viña del Señor, este servidor y el padre Pablo James, se nos va. Su superior provincial le ha pedido trasladarse a una Parroquia de los Ángeles Cal. Recuerdo por allá por el 2005, siendo yo párroco en la Divina Providencia, un día recibí una llamada de un hermano sacerdote con acento americano. Me explicó que alguien le había dado mi nombre. Que quisiera venir a Tijuana a trabajar y que si podía recibirlo en mi parroquia. Le dije que sí. Había además una recámara libre. Yo le comenté que por favor avisara al señor Obispo. Pues un día llegó el padre Paul. Venía o vino con la idea de apoyar el trabajo pastoral tan valioso que desarrollaba la Madre Antonia en la penitenciaría de Tijuana. Cuando en el 2007 me cambiaron a esta Parroquia de Santa María Reina de la Paz, el quiso venir aquí. Aquí hemos trabajado juntos desde el año de 2007. Puedo decirles que nunca hemos tenido un desencuentro. El padre Pablo pertenece a una orden religiosa y misionera llamada “Sociedad del Verbo Divino” (SDW) fundada hace más de 100 años por un alemán. Hará cosa de un mes me dio la noticia. Me dijo que le gustaría despedirse de esta comunidad en la cual sirvió estos años. Le comenté que me gustaría al menos organizar una comida de despedida. Le pareció buena la idea. Por el momento me voy a quedar solo con la carga de trabajo de la parroquia además de Presencia. No sé si me manden después un vicario. La verdad es que hay tan pocos sacerdotes. Se me va a redoblar el trabajo. Yo quiero desde aquí agradecer de todo corazón al padre Pablo su servicio en nuestra parroquia durante estos 7 años. Yo le admiré muchas cosas. Por ejemplo el gusto por la liturgia. Impulsó a los cantores y a los coros. Cómo olvidar la despedida de la misa. “Podéis ir en paz aleluya, aleeeeeeluuuya”. “Demos gracias a Dios aleluya, aleeeeeluuuya”. O también la costumbre de felicitar a los cumpleañeros con las mañanitas y con el “happy birthday to you”, que él alargaba bastante. Sus homilías eran breves lo cual siempre los fieles nos agradecen, pero siempre dejaban un mensaje muy claro. Le admiré mucho sus cualidades. Es un buen cocinero o “chef” cosa que aprendió en su orden religiosa. Es además un excelente sastre que confecciona hermosos ornamentos como casullas o mitras para los obispos. Le admiré mucho su responsabilidad en el cumplimiento de sus compromisos o de su agenda. Como hermano sacerdote, como ministro, como amigo, como misionero, como compañero, el Padre Pablo me deja un bonito ejemplo. Padre Pablo: muchas gracias por tus años dedicados a nuestra parroquia. Pedimos a Dios que bendiga siempre tu ministerio donde quiera que Él te ponga.
Mons. Eduardo Ackerman Durazo
Párroco de Santa María Reina de la Paz
Y Director del Semanario Presencia