Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará
Lunes de la cuarta semana de pascua
Evangelio: Juan 10,1-10
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: les aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.Jesús, les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.
MEDITATIO
Jesús se presenta como el buen pastor, pero hoy son pocos los que desean asumir el papel de «oveja», y menos aún el de oveja dócil. Menos todavía pertenecer a un rebaño. Existe en nuestros días una alergia innata a formar parte de un rebaño conducido por otros. ¿Se deberá al sentido de la dignidad personal? ¿Será la conciencia de los derechos de la persona? ¿Será la cultura democrática la que nos impide aceptar de buen grado esta imagen pastoral, es cierto, aunque también paternalista? Una imagen contaminada además por recuerdos o por relatos de abusos por parte de pastores que han «esquilado» al rebaño, en vez de apacentarlo con benevolencia y discreción, por el recuerdo de no lejanos guías políticos que engañaron a las masas con discursos fascinantes y trágicos.Jesús, sin embargo, se presenta como el pastor de los pastos eternos que conoce senderos que ningún otro conoce, que muestra de un modo bastante eficaz que es un pastor diferente, que no se limita a decir, sino que «llega a entregar su vida» para avalar su petición de convertirse en guía verdadero y bueno hacia las metas definitivas. No hay por su parte ninguna pretensión de dominio, ninguna petición de sometimiento, ninguna condición de renuncia a nuestra propia dignidad. Sólo pide que nos fiemos de él, que nos confiemos a él, para llegar a la meta. Está tan desprendido de todo poder, tan entregado a su acción de guía manso y seguro, que da su propia vida por las ovejas. Por mí, de un modo particular y eficaz desde ahora, en la medida en que deseo ser guiado por él hacia la vida eterna.
ORATIO
También yo me encuentro, Señor, no pocas veces, entre los que no desean ser guiados demasiado por ti. Sin embargo, es entonces cuando me dejo guiar por este mundo. Queriendo huir de tu rebaño, me agrego al rebaño que camina sin meta y sin esperanza. O bien, sin preocuparme por lo que pasará mañana, prefiriendo vivir mi jornada con mis opiniones, que son después las de la mayoría que vagan por senderos que no llevan a ninguna parte. Veo que estoy terriblemente condicionado por el pensamiento de mi ambiente, que me resulta difícil salir del rebaño de quien vive su propia vida tranquilamente.Te pido, Señor, que me ilumines para que pueda comprender que tú eres la luz, el guía, el camino. E ilumíname también para que comprenda que entrar en tu rebaño no supone conducir mi cerebro al montón, sino ponerlo en los senderos de la vida, unos senderos que sólo tú conoces, porque has bajado del cielo para indicarnos el camino que lleva al cielo. Especialmente en los días serenos, cuando las luces de este mundo brillan y nos atraen, ilumina mi corazón para que no me pierda, sino que te sienta como pastor dulce y guía digno de confianza.
Mons. Salvador Cisneros
Parroquia Santa Teresa de Ávila