La segunda evangelización de la Baja California

En un entorno histórico altamente secular y muy opuesto a la fe de la iglesia, por encargo de su santidad el Papa Pío XII, los padres misioneros del Espíritu Santo, bajo la dirección del muy ilustre monseñor Felipe Torres Hurtado, administrador apostólico de la Baja California, desembarcaron el 7 de diciembre de 1939 en la bahía de la Paz para dar comienzo a una nueva evangelización en nuestro territorio. La inmensa península de la Baja California contaba entonces con sólo 5 sacerdotes y muchos de sus pobladores no habían recibido el don de la fe y el bautismo.

En su primera misa celebrada en la pequeña parroquia de Nuestra Señora de la Paz, monseñor Torres encomendó a la Virgen Inmaculada la obra pastoral que haría florecer la semilla evangélica sembrada con amor y con sangre por los antiguos misioneros en esta tierra enigmática y fascinante.

La clave de la evangelización impulsada por monseñor Felipe Torres fue establecer un seminario propio que proveyera a las comunidades de un clero nativo. A ello se dedicó con gran esfuerzo, inteligencia y dinamismo.

Nace así, el 8 de diciembre de 1940, en la ciudad de Ensenada, el Seminario Misional de Nuestra Sra. de la Paz, verdadero semillero de sacerdotes y fuente de energía espiritual y apostólica que permitirá construir progresivamente las Iglesias que hoy vemos integrarse en Provincia Eclesiástica. Muy pronto el Seminario Misional, junto con la sede del Vicariato Apostólico, será trasladado a Tijuana, ciudad en pleno desarrollo.

Durante diez años de intenso trabajo en Baja California monseñor Felipe Torres desplegó una labor extraordinaria. La cosecha fue verdaderamente prodigiosa pues además de ser ordenados 9 sacerdotes, como primicias del nuevo seminario, logró integrar muchos presbíteros, religiosos y religiosas de diversas diócesis y congregaciones para apoyar el trabajo de los misioneros del Espíritu Santo. Se erigieron templos, asilos y escuelas y se logró un extraordinario trabajo de evangelización en gran parte de la península. Surgió también con gran vigor la Acción Católica. La labor realizada por estos nuevos misioneros ha sido llamada con razón la “segunda conquista espiritual de la Baja California”.

 

Mons. Salvador Cisneros

Parroquia Santa Teresa de Ávila

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