Una parroquia servidora
La conversión que nos pide constantemente el Evangelio compromete a toda nuestra persona y a toda la Iglesia en su conjunto, es el paso de la esclavitud de la idolatría a la libertad de la fe en el Dios.
Conversión pastoral quiere expresar un cambio en el que las comunidades experimenten un impulso misionero, librándose de la autocomplacencia para anunciar el Evangelio entre los hombres.
No debemos creer que sólo se evangeliza con el anuncio verbal, sino ante todo “con el testimonio de vida”, creciendo hasta la estatura de Cristo. Esto nos remite al estilo de una “Parroquia servidora”.
La parroquia debe ser misionera, es decir, ha de sentirse enviada entre los hombres y ha de ser capaz de dar testimonio en medio de ellos.
El primer testimonio del cristiano consiste en conformar la propia vida a la de Jesucristo, una vida sellada por la fe como adhesión al Dios viviente, animada por la esperanza de que la muerte ha sido vencida por la resurrección.
Una vida caracterizada por el amor, en obediencia al “mandamiento nuevo”: “amaos los unos a los otros como yo os he amado” (Jn13,34). Por tanto la parroquia no podrá jamás quedar reducida a mero “centro de servicios religiosos” en la que los laicos son meros “clientes” y no protagonistas. En otras palabras la parroquia no podrá jamás vivir de manera autocomplaciente, satisfecha de sí misma. “La iglesia sólo es iglesia cuando existe para los demás”. “La Iglesia es la servidora y la primera característica del servidor en que no vive en su propia casa, sino en casa ajena”.
Por tanto no debemos preocuparnos demasiado del rostro misionero de la parroquia, sino más bien de su rostro “cristiano”. Entonces ese rostro será “buena noticia” y la comunidad parroquial será testigo y también misionera, apta para evangelizar.
Si los cristianos saben humanizar el ambiente en que viven, si actúan en la óptica de la reconciliación y de la comunión, si resisten a la barbarie que hoy nos amenaza, entonces despliegan un verdadero servicio. Cada comunidad tiene sus dones para mostrar una Iglesia servidora entre los necesitados, en el medio ambiente.
Mons. Salvador Cisneros
Parroquia Santa Teresa de Ávila