Lo que vivimos

“Abre  pasmosamente tus ojos  a  lo que veas y deja que se te llene de savia y frescura el cuenco de las manos, para que los otros puedan tocar ese milagro de la vida palpitante cuando te lean” (B. M. Lozano)

 

“No puedo encontrarte si tú no te haces presente. Te buscaré deseándote; amándote te encontraré, encontrándote te amaré” (S. Anselmo Proslogion)

 

Lo que vivimos

 

En el Código de Derecho Canónico, ley vigente para la Iglesia se lee: “La diócesis es una porción del pueblo de Dios cuyo cuidado pastoral se encomienda al Obispo con la colaboración del presbiterio, de manera que, unida a su pastor y congregada por él en el Espíritu Santo mediante el Evangelio y la Eucaristía, constituya una Iglesia particular, en la cual verdaderamente está presente y actúa la Iglesia de Cristo una, santa, católica y apostólica“ (c.369). 

En este marco es que hemos recordado la creación de esta Diócesis de Tijuana que incluye a Rosarito y Tecate que tuvo lugar hace 50 años, más exactamente el 24 de enero de 1964 con el documento “pro apostolico munere” siendo Papa Paulo VI.

De suerte que este fue también el marco referencial en el que se celebró la “XXV Asamblea anual de Pastoral de la Diócesis” a la que asistieron cerca de 1000 personas entre sacerdotes, seminaristas, religiosos, religiosa y laicos y que tuvo lugar los días 22 y 23 por la tarde en las instalaciones del Instituto México. Por cierto que el padre Alejandro Michaus Chico quien es el Vicario Episcopal de Pastoral hizo ahí una exposición que tituló: “Del misterio a la ministerialidad”. Ahí hizo un repaso del caminar de esta Iglesia particular durante este tiempo.  Es de todo punto necesario adelantar que la presencia del cristianismo o de la Iglesia en esta península que un tiempo era considerada una isla, en la que nos toca vivir, se remonta  mucho más allá con la llegada de los primeros europeos.

El padre Michaus nos  dice y así es, que “la Iglesia ha caminado en las luces del Evangelio y en las sombras de la debilidad humana”.

Pues bien, si nos referimos al tramo moderno,  lo arrancamos con la encomienda que la Congregación Vaticana de Propaganda Fide hace a la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo, una orden mexicana y lo hace en la persona del padre Felipe Torres Hurtado nombrándolo Administrador Apostólico. Estuvo al frente de 1939 a 1949. Este año fue relevado del cargo nombrando a Mons. Galindo con el cargo de obispo y el título de Vicario Apostólico que habían tenido los anteriores.

El año de 1964 esta entidad eclesiástica recibe el titulo de Diócesis como llevamos dicho, asignándola a la arquidiócesis de Hermosillo recién creada.

Entonces la diócesis ha tenido 4 obispos. En este lapso se han elaborado  3 planes de pastoral, se han tenido 25 “Asambleas Diocesanas de Pastoral”.

Este despegue en lo que se refiere a una pastoral estructurada inició con  la llegada del Obispo Posadas en  1970. Por estos años llegan especialistas de la pastoral como el canónigo  Boulard.  En 1980 se presenta la carta “Orientaciones Diocesanas”. Ahí se habla de “emprender una acción orgánica y una pastoral de conjunto y animar a la participación sobre todo de los agentes evangelizadores”.

En 1981 se señala como objetivo general de la diócesis: “el advenimiento y la edificación del Reino de Dios, por la evangelización y la catequesis esto es, proclamar la verdad sobre Cristo, la Iglesia y el hombre, y llevar el amor de  Cristo  a todo el pueblo de Dios, en comunidades fraternales, donde se viva la fe y se vea con solícita diligencia la colaboración en una labor social de auténtica comunión y participación“.

Estos son los objetivos de los 3 planes de pastoral que se han elaborado: 1.- en el de 1989-1994: “Construir una Iglesia nueva, evangelizada y evangelizadora, en la diversidad de las culturas de nuestra Diócesis, para que en comunión y participación, sea capaz de responder a los desafíos de los signos de los tiempos”.

2.-  1998-2001: “Renovar nuestra Iglesia con la fuerza del Espíritu Santo, para que a partir de comunidades vivas y dinámicas, Cristo sea anunciado, seguido y encarnado en las estructuras de nuestra sociedad y nos disponga a cruzar con júbilo el umbral del tercer milenio”.

3.- 2003-2008: “Centrar nuestra pastoral en Jesucristo, único camino, único programa, para que los agentes y las comunidades vivan la santidad, la caridad y la misión, y de esta manera respondan a la realidad desafiante de nuestra diócesis”. Este plan se prolongó con el documento de Aparecida.

Se han tenido 25 asambleas diocesanas de pastoral. Hay que fortalecer las pastorales.  Las fundamentales: profética, litúrgica y social. Las preferenciales, familia, jóvenes, laicos, vocaciones o presbíteros, pobres y migrantes, medios de comunicación, educación.  Omitimos el objetivo de las asambleas.

Pero mire  por ejemplo el de la Asamblea XIX decía: “renovar nuestra pastoral, con la luz del Espíritu Santo y apoyados en el documento de Aparecida para  reforzar las líneas fundamentales de acción de nuestra Arquidiócesis”.

Concluyó el padre Alejandro  su exposición con esta exhortación: “Seamos artífices de nuestra historia, protagonistas de nuestra cultura y constructores de nuestra Iglesia. Seamos discípulos y misioneros de Jesucristo, para nuestros pueblos en El tengan vida”.

 

Mons. Eduardo Ackerman 

Parroquia Santa María Reina de la Paz

Director del Semanario Presencia

 

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