La obra de Don Bosco sirviendo a esta Iglesia de Tijuana
Pastoral de la Comunicación. – Al celebrar la fiesta de S. Juan Bosco, (31 enero) se reafirma el afecto y ternura que armonizaron la vida, obra y testamento espiritual de Don Bosco, como lo manifiesta la intensa y emotiva carta del Papa Francisco en el Bicentenario del nacimiento de San Juan Bosco. Aludiendo a “una pedagogía genuinamente humana y cristiana” sobre todo para los chicos que se encuentran en realidades marginales. Esta pedagogía une “alegría, estudio, oración, trabajo, religión y virtud” lo que ayuda a la “maduración vocacional” y lleva a la conocida “fórmula” de “educar evangelizando y evangelizar educando”.
Cuenta la historia de la misma comunidad salesiana en Tijuana que “la sonrisa de Don Bosco nos precedió a través de familias que conocían el carisma salesiano y vivían la devoción a María Auxiliadora; de manera destacada la familia Valladolid Orozco que, procedente de Zamora, Michoacán, emigrara a Tijuana en 1946. La Sra. Ma. Esther promovió a los Cooperadores y la devoción entrañable a la Santísima Virgen María Auxiliadora”.
En efecto, su presencia en nuestro País y especialmente en la Arquidiócesis de Tijuana se remonta a la llegada de los primeros salesianos a la Ciudad de México hacía 1892 y hacía 1905, estarían presentes en Guadalajara. Y hacía los albores de 1987 llegarían a esta frontera de Tijuana. En 1951, el Vicario apostólico de la Baja California, Mons. Alfredo Galindo Mendoza, MSpS. solicitaba la presencia de los Salesianos para que instalaran “Escuelas de Artes y Oficios”. Para 1975 se organizan los Cooperadores de Los Ángeles, California, que insisten en la apertura de una obra Salesiana en Tijuana. En 1984 el Sr. Obispo, Dn. Emilio Carlos Berlié Belaunzarán y su presbiterio solicitan la presencia de los Salesianos.
El 19 de marzo de 1987, en la Fiesta de S. José, al inicio de la primavera, llegan los primeros Salesianos a Tijuana, para llevar adelante un Proyecto Educativo en las zonas marginadas, a través de los Oratorios Salesianos que son “Centros comunitarios de educación popular, para niños y jóvenes” donde aprenderán la fraternidad, la fe, el deporte y la cultura que los capacite para afrontar con dignidad la vida. Y el día 8 de diciembre de 1987, arranca la construcción material de los Oratorios.
Actualmente la comunidad salesiana se forma por ocho sacerdotes y decenas de voluntarios, se atienden seis Oratorios, una Parroquia y un desayunador para indigentes y migrantes que, seis días a la semana atiende a más de un millar de personas cada día. “El Proyecto Salesiano Tijuana, beneficia a más de 9,000 personas aproximadamente. Todo esto se lleva adelante con la valiosa ayuda de voluntarios, colaboradores locales, así como bienhechores de ambos lados de la frontera”, como lo describen en su sitio web.
Esta presencia salesiana en la Arquidiócesis de Tijuana, recuerda que el cristianismo es fuente de felicidad y alegría, porque el Evangelio es amor y pide cada día asumir la herencia espiritual de Cristo, a través de la memoria viva de los Santos.