Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel

Lunes: Los ARCÁNGELES: MIGUEL, GABRIEL Y RAFAEL 

 

Evangelio: Lucas 9,46-50

En aquel tiempo, Jesús, al ver llegar a Natanael, dijo: «Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez». «¿De dónde me conoces?», le preguntó Natanael. Jesús le respondió: «Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera». Natanael le respondió: «Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús continuó: «Porque te dije: “Te vi debajo de la higuera”, crees. Verás cosas más grandes todavía».  Y agregó: «Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre». 

 

ORATIO

 

Oh Padre, tú que eliges a los pequeños y a los pobres, tú que les revelas a ellos los misterios de tu Reino, ayúdame a caminar por los caminos de la humildad y de la sencillez. Quiero imitar a tu hijo, Jesús, «dócil y humilde de corazón», y hacerme como él «siervo» de mis hermanos y hermanas. Sé que mi «hombre viejo» intenta impedir que me rinda a tu amor, alimentando en mí el orgullo, la presunción y la ingratitud. Sé también, no obstante, que a ti nada te es imposible y que con tu Espíritu puedes renovarme, realizando en mí las maravillas de las que sólo tú eres capaz.

Crea, pues, en mí, oh Padre celestial, un corazón dócil, alejado de triunfalismos, colmado de gratitud por el inmerecido amor con el que has revestido mi vida, un corazón ajeno a las envidias y a las rivalidades, pero capaz de gozar sinceramente con cada semilla de bien que has sembrado en el mundo.

 

Mons. Salvador Cisneros

Parroquia Santa Teresa de Ávila

 

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