Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.
Viernes 25 de enero La conversión de San Pablo
Evangelio según San Marcos 16,15-18.
Entonces les dijo: «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán».
Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.
REFLEXIÓN
Marcos nos cuenta en este pasaje la misión de los doce apóstoles. Por una parte está la multitud que oye con gusto la predicación de Jesús y se beneficia de sus milagros. Es una elección gratuita. También a nosotros nos ha elegido gratuitamente para la fe cristiana. En línea con esa lista de los doce, estamos también nosotros. Somos miembros de una comunidad que es «apostólica».
No nos elige por nuestros méritos, ni porque seamos los más santos ni los más sabios o porque estemos llenos de cualidades humanas.
Probablemente también entre nosotros hay personas débiles, como en aquellos primeros doce. Nosotros también tenemos momentos de debilidad, de cobardía o hasta de traición. Pero siempre deberíamos contar con su perdón y renovar nuestra fidelidad y nuestro seguimiento, aprovechando los medios que nos da para ir madurando.
Como los doce, que «se fueron con él» y luego «los envió a predicar», también nosotros, cuando celebremos la Eucaristía, «estaremos con él» y al final de la misa, cuando se nos diga que «nos podemos ir en paz», en realidad «estamos siendo enviados» para testimoniar con nuestra vida la Buena Noticia que acabamos de celebrar y comulgar.
Mons. Salvador Cisneros
Parroquia Santa Teresa de Ávila