Arzobispo Francisco: “Tijuana tiene Rostro e Identidad Migrante” en el marco de la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado 2019
Pastoral para la Comunicación. – La Iglesia celebra la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado desde 1914. Lo cual, es siempre una ocasión para expresar nuestra preocupación por las diferentes categorías de personas vulnerables en movimiento; para rezar por los desafíos a los que se enfrentan y para sensibilizar sobre las oportunidades que ofrecen las migraciones.
Este 2019, la Jornada Mundial se celebrará el 29 de septiembre. El Papa Francisco eligió el tema “No se trata sólo de migrantes”, para mostrarnos nuestras debilidades y para que nadie quede excluido de la sociedad.
El Obispo de Roma afirma en su Mensaje de este año que la respuesta al desafío planteado por las migraciones contemporáneas se puede resumir en cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar. Pero estos verbos no se aplican sólo a los migrantes y a los refugiados. Expresan la misión de la Iglesia en relación a todos los habitantes de las periferias existenciales, que deben ser acogidos, protegidos, promovidos e integrados. Si ponemos en práctica estos verbos, contribuimos a edificar la ciudad de Dios y del hombre, promovemos el desarrollo humano integral de todas las personas y también ayudamos a la comunidad mundial a acercarse a los objetivos de desarrollo sostenible que ha establecido y que, de lo contrario, serán difíciles de alcanzar.
En esta misma sintonía los obispos de México reunidos en la CVII Asamblea Plenaria en el tiempo de Pascua impulsaron el Proyecto Global de Pastoral 2031+2033 centrando su atención en cuatro ejes temáticos: jóvenes, protección de menores, formación del clero y migrantes.
“El fenómeno migratorio – dijeron entonces los obispos – ha sido constante y generado por diferentes factores. Pero hoy, ante las caravanas masivas y constantes de hermanos que huyen de la miseria y de la inseguridad, reiteramos nuestra actitud de Iglesia samaritana, preocupada en la medida de lo posible de aliviar el dolor de los verdaderos migrantes y, al mismo tiempo, esperamos una política migratoria sin ambigüedades ni ingenuidad, en pleno respeto de los derechos humanos”.
En este rubro, el Arzobispo Francisco Moreno Barrón, quien preside la Arquidiócesis de Tijuana que tiene la frontera más transitada del mundo, ha mostrado especial interés en todo cuanto se refiere al tema migratorio afirmando en diferentes momentos que Tijuana tiene ‘Rostro e identidad migrante’.
En diversos momentos y contextos que refieren al fenómeno de la migración que palpita en esta frontera de Tijuana y sus Municipios, el Arzobispo Metropolitano ha expresado y hecho suyo la cercanía a los hermanos y hermanas migrantes en sus entornos de vulnerabilidad. Considerando que: “Toda persona humana tiene derecho a emigrar, pero es una grave responsabilidad de sus gobiernos garantizarles seguridad y oportunidades de trabajo, de modo que no tengan que abandonar su tierra, con todos los riesgos que ello implica.
“Nuestra Arquidiócesis de Tijuana, que comprende las ciudades de Tecate, Rosarito y Tijuana, tiene rostro e identidad migrante. Esto no es motivo de pena, hemos de sentirnos orgullosos de ser migrantes, como lo fue el mismo Jesucristo. Un alto porcentaje de los habitantes de la Baja California llegamos a estas tierras como migrantes y otros son hijos o nietos de migrantes. – Para atender esta emergencia inminente, necesitamos unir esfuerzos gobierno, iglesia y sociedad en una sola organización, abiertos a la colaboración de otras comunidades religiosas, instituciones civiles y educativas, etc.”
Recientemente los Obispos de México dijeron en el Mensaje con motivo del acuerdo entre México y los Estados Unidos en materia arancelaria y política migratoria: “Continuamos comprometidos sin titubeos brindando a los migrantes la ayuda humanitaria que requieren en su tránsito por nuestro territorio nacional. Por lo que manifestamos nuestro respeto y reconocimiento a los miles de hombres y mujeres de la Iglesia católica, de otras iglesias y de la sociedad civil, que por décadas han defendido a riesgo de su vida, los derechos fundamentales de los migrantes en México, Estados Unidos y Centro América.