Dinámicas de la Cuaresma

Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que La Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal.

Ante todo, la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, el hombre creyente ingresa al diálogo íntimo con el Señor y permite que la gracia divina llene su corazón. A semejanza de la Virgen María, se abre al don de la gracia del Espíritu Santo.

También debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Penitencia y a la Eucaristía. Buena es la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada persona.

La mortificación y la renuncia en las circunstancias ordinarias de nuestra vida constituyen un medio muy concreto para vivir el espíritu de Cuaresma.

No se trata de crear situaciones extrañas o dañinas, sino de saber ofrecer las circunstancias cotidianas que nos son molestas, de aceptar con humildad, gozo y alegría los contratiempos que se nos presentan a diario.

El saber renunciar a ciertas cosas legítimas nos ayuda a vivir con desprendimiento.

La caridad ocupa un lugar especial. Debemos vivirla de manera especial con aquel a quien tenemos más cerca, en el ambiente concreto en el que nos movemos. Así, vamos construyendo "el bien más precioso y efectivo, que es la coherencia con la vocación cristiana".

 

Mons. Salvador Cisneros

Parroquia Santa Teresa de Ávila

 

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