Invitan al curso para facilitadores en duelo
Tijuana, B. C.- Las personas que deseen capacitarse para acompañar a otras personas que han perdido a un ser querido por muerte o por secuestro, están invitadas a participar en el curso de capacitación que brindará Tafed (Taller Arquidiocesano de Familias en Duelo), perteneciente a la Pastoral Familiar, a partir de este sábado 16 de octubre en la Casa Diocesana de la Familia “Betania”, ubicada en Calle Rosario Sansores No. 307, Fracc. Montebello, de 4:00 a 8:00 p.m.
“Desde hace más de un año en nuestra Iglesia particular se ha implementado la Pastoral del Duelo, como un departamento más de esta comisión. Ha sido una respuesta concreta a los fieles que sufren las consecuencias de haber perdido un ser querido, a causa de alguna enfermedad o la violencia que se vive en nuestro país. Este servicio ha dado grandes frutos, ha sido y seguirá siendo una manera de llevar el Evangelio de la solidaridad, del sentido del dolor humano, de la esperanza cristiana y el verdadero significado de la muerte. Muchas personas se han visto beneficiadas con este servicio y damos gracias a Dios por esta iniciativa pastoral que tuvo nuestro Arzobispo y de la cual somos un tanto pioneros a nivel nacional”, comentó el Coordinador Diocesano de la Pastoral Familiar, presbítero Roldán Sánchez Gamboa.
A los párrocos los invita a motivar a algunos de sus agentes de pastoral como por ejemplo a los Ministros Extraordinario de la Eucaristía u otros agentes para que su parroquia pueda contar con este servicio.
Para mayor información llamar al Teléfono 6340971 al 75 con Georgina o el padre Roldán, de 9:00 a.m. a 2:00 p.m o al 6080675 con Lucy, o pueden enviar un correo electrónico a pastoralfamiliartj@hotmail.com.
Perfil del facilitador de Talleres de Duelo
– Escolaridad mínima: preparatoria
– Edad mínima: 25 años
– Ser capaz de asumir la responsabilidad de un grupo y consagrarle el tiempo necesario.
– Ser capaz de crear un clima acogedor de seguridad y participación.
– Mostrarse sensible a los sentimientos y a las emociones de los otros, valorar su expresión.
– Capacidad de escucha: no confrontar, no investigar, no predicar, no aconsejar, no interrumpir, saber escuchar las palabras y los silencios.
– Mostrarse receptivo frente a las manifestaciones de pena y coraje de los participantes. – Ser paciente y respetuoso.
– Ser capaz de tomar distancia frente a las observaciones de los participantes, no involucrarse, no estar a la defensiva, no imponer ni probar nada.
– Apertura mental.
– Experiencia de fe.
– Madurez humana y espiritual.
– Disponibilidad para capacitarse sobre la relación de ayuda.
– Disponibilidad para estar en constante supervisión y actualización.