Declaración de la Comisión Episcopal de Pastoral Social

1.- Como obispos de México tenemos la certeza que nos enfrentamos como nación a una emergencia que es a la vez humanitaria, política, económica y social y que afecta a toda la nación y en particular a las diferentes regiones. Esta crisis es cada vez más reconocida y su gravedad y perspectiva futura es de mayores dificultades, y así desgraciadamente por su profundidad contribuye a la caída de símbolos y esperanzas, de modelos y narrativas.

Ante esta situación, como hemos señalado los obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano: “la Iglesia Católica, como comunidad e institución que forma parte importante de la sociedad mexicana, asume la responsabilidad histórica de actuar al servicio de nuestro pueblo. Se espera de ella y ofrece, no solamente una palabra profética, sino un compromiso de vida y de acción permanentes, un testimonio personal y comunitario”.1

Nos duele la situación de México y queremos ver de frente la realidad para actuar conforme a nuestra conciencia, por ello el episcopado y sus distintas comisiones y órganos hemos emitido recientemente declaraciones en torno al tema de migrantes,2 del trabajo3 y de los desaparecidos.4Esta declaración busca dar una mirada de conjunto, agregando otros elementos actuales y dando seguimiento a los documentos mencionados para animar y fortalecer una acción pastoral de largo plazo.

Creemos que la situación de México requiere de cambios estructurales profundos, que deben ser fruto de diálogo y no de imposición, que deben ir a la raíz de las problemáticas y no ser solamente respuestas coyunturales. Sabemos que todos los cambios requieren sacrificios y todos debemos estar dispuestos a ello, a partir de quienes más privilegios tenemos. Identificamos que el mayor desafío es cambiar las injusticias, la corrupción, la impunidad y las violencias, vengan de donde vengan.

A una crisis multidimensional se requiere responder todos, cada uno desde su espacio y posibilidades, por ello debemos iniciar desde el diálogo y colaboración, involucrando a quienes nos son cercanos y a los adversarios a contribuir a una sociedad, una economía y una política transformadas. Estamos absolutamente convencidos que debemos avanzar hacia estos cambios desde ya, por lo que nos comprometemos y proponemos líneas de acción clave para responder a la urgencia con visión de futuro:

2.-Construir una vida en paz y propiciar el diálogo en México y con los otros pueblos

Construir la paz y el diálogo entre todos los mexicanos. No podemos cejar en la construcción de la paz frente a las múltiples violencias que traen tanto dolor a nuestras comunidades. No es con más violencias, guerras o supresión de libertades que se sientan las bases de la paz. Tenemos que interpelarnos e interpelar a todos los creyentes aquí y en el mundo, dispuestos a actuar con verdad y justicia, cambiar los modelos económicos, políticos, sociales y culturales para un respeto de los derechos humanos personales y colectivos.

Ante las múltiples iniciativas y declaraciones que se van dando en estos meses, se requiere el compromiso y la colaboración de todos con objetivos que propicien la elaboración de planes y realización de acciones emergentes, tanto locales como nacionales. Desde la Iglesia reconocemos y apoyaremos todos los esfuerzos de aquellos que han venido buscando la colaboración entre mexicanos y estamos dispuestos a participar y aportar a los diálogos sociales que propicien la colaboración de todos, sin protagonismos, agendas ocultas o visiones de corto plazo. El diálogo debe desembocar en discernimiento comunitario, decisiones comunes y acciones concretas y procesos compartidos, que tengan impacto transformador en la vida actual y, esperamos, en el mediano y largo plazo.

Simultáneamente con los diálogos en nuestra sociedad, tenemos que dialogar con las sociedades del exterior, en especial en tres espacios prioritarios:

  • Propiciar el Diálogo a nivel latinoamericano. La Conferencia del Episcopado Mexicano ha señalado que por ello tenemos como propósito apoyar la articulación, ante la emergencia, de las respuestas a favor de los migrantes a través de las redes latinoamericanas ya existentes del CELAM, como REPAM y CLAMOR, todo ello para “colaborar unidos y luchar para que no existan muros ni militarizaciones entre comunidades hermanas” 5.
  • Propiciar el diálogo con Estados Unidos y Canadá. Daremos seguimiento a los compromisos planteados en la declaración de la CEM 6 de propiciar el diálogo de las tres sociedades para avanzar en la resolución común de nuestros problemas comunes.
  • Nuestra responsabilidad en el mundo. México tiene una responsabilidad en el mundo, tiene que ser una nación que frente a las divisiones y guerras entre naciones trate “de integrar a los distintos pueblos de la tierra”, que frente a las desigualdades y luchas “ofrezca modelos practicables de integración social”, que frente al dominio de una visión unilateral trate de “integrar en el desarrollo todos los elementos que lo hacen verdaderamente tal”. Pero, también tiene la responsabilidad de contribuir a que todo el mundo sea “una casa común” habitable para todos. Reconozcamos asimismo que, sin una acción mundial en estos grandes desafíos, México mismo no podrá lograr un avance verdadero y sustentable.

En cuanto nos corresponde, como obispos, nos comunicaremos con nuestros hermanos de los diversos países para compartirles la problemática mexicana, pero también la determinación de colaborar con todos en estas tareas indispensables para la supervivencia de la humanidad.

3.-Una nueva economía, para un verdadero desarrollo.

Economía y sociedad. Como recientemente ha declarado el Papa Francisco, debemos decir no a una economía que mata, y sí a aquella que ayuda a vivir porque comparte, incluye a los pobres y usa las ganancias para crear comunión.7

Un primer aspecto al que debemos dedicar la actuación de la nación es el de las causas y consecuencias económicas y sociales de la migración. Ante las medidas que se están tomando en Estados Unidos y el posible empobrecimiento de comunidades y regiones que dependen de remesas, la acción solidaria de todos es necesaria para propiciar la cohesión social como respuesta de la sociedad entera ante la emergencia humanitaria. Como se señaló en la declaración de la CEM sobre el tema, redoblaremos los esfuerzos de la iglesia en este sentido.

Hemos señalado en ocasión del día del trabajo, que “los bajos salarios, el aumento en el costo de productos alimenticios y otros productos requeridos hacen vivir a los trabajadores al día”, 8o con insuficiencia, por ello creemos que el actual debate sobre el salario mínimo debe verse con una óptica de urgencia. Exhortamos fuertemente a la responsabilidad social de empresas y grupos privilegiados. Todos tenemos que contribuir ante las dificultades con creación de trabajo, especialmente cada empresario cristiano, que no debe ser un homo economicus, un autómata que reacciona a estímulos, sino debe ser ciudadano responsable que usa sus ganancias para el bien común, hoy la creación de empleos dignos con salarios decentes y la reactivación de la economía interna son un imperativo.

Asimismo, es necesario promover en nuestras comunidades un consumo responsable orientado por la opción de una vida sobria al adquirir los productos mexicanos que crean empleos dignos en nuestras regiones. Recordamos el señalamiento del Papa Benedicto XVI al respecto”.9

El campo y los campesinos y el cuidado de la creación. Debemos dar prioridad como sociedad al campo y a los campesinos, especialmente a los pueblos originarios, por un deber de justicia actual, por una deuda acumulada de años en que no se les ha dado su parte y, ahora también porque debemos recuperar la posibilidad de tener seguridad alimentaria como nación.

Daremos prioridad a este sector y a estas comunidades en nuestro trabajo pastoral, en la acción de la pastoral social y caritativa y en la promoción de la economía social y solidaria. Creemos que es indispensable rescatar al campo de los mecanismos que atrasan y manipulan.

Ante el cambio climático es indispensable apoyar a las comunidades que más van a sufrir ante este fenómeno creado por el hombre.

La renegociación de tratados económicos debe hacerse con sumo cuidado, en especial, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y el Acuerdo con la Unión Europea que serán renegociados. Cuando se negoció el TLCAN severas asimetrías ocasionaron que en nuestro país hubiera sectores ganadores y sectores olvidados y perdedores. En una nueva negociación los pobres no pueden volver a ser abandonados, se tiene que prevenir y compensar a quienes resultaran afectados. Tampoco se puede compensar a Estados Unidos con sacrificio de migrantes y construcción de barreras en el sur-sureste de nuestro país. Los obispos europeos y norteamericanos recientemente plantearon ante la negociación de su tratado transatlántico que debiera “no sólo considerar la teoría económica, sino también un análisis objetivo de sus efectos sobre nuestros ciudadanos, nuestras sociedades y nuestro planeta”.10 Los tratados, deben contribuir al bienestar, especialmente de los pobres y no exacerbar la desigualdad, llevando a un mundo más pacífico. Creemos que, durante la negociación, deben estar vigilantes ciudadanos representantes de las naciones implicadas, que defiendan los derechos de los pobres, los pueblos originarios, el cuidado de la creación, los mecanismos de participación y el diálogo entre iguales. Buscaremos el diálogo con las conferencias episcopales de estos países para propiciar la mayor justicia.

4.-Construir una política al servicio de nuestro pueblo

Este año y el próximo habrá elecciones en nuestro país. Es importante que todos participemos en estos procesos de manera activa, no podemos en esta emergencia dejar de actuar por el bien común, el futuro de México está en juego. Debemos actuar con honestidad y exigir la honestidad en todas y todos los participantes, con una ética civil común para todos los mexicanos. Debemos fijarnos en los programas y en las personas, exigir que programas y personas estén comprometidos con los temas centrales para el futuro como la lucha contra la corrupción e impunidad; la prevención de las violencias (en especial de los comunicadores y defensores de los derechos humanos) y el sufrimiento de víctimas de estas violencias; el respeto de la vida desde su concepción hasta su fin natural; así como la superación urgente de la pobreza y las desigualdades lacerantes.

En estos meses electorales habrá mucha discusión, enfrentamientos y asperezas. Tratemos de que este proceso electoral no deje heridas que nos impidan colaborar juntos ahora y después de ellos en los puntos esenciales que requieren de todas y todos los mexicanos para superarse.

5.-La crisis nos convoca a mexicanos y mexicanas a una acción urgente, a una colaboración con todos, porque sin todos, sin acción concertada y multidimensional nuestras acciones difícilmente lograrán la necesaria transformación del país. Por ello compartimos con las y los mexicanos, estos compromisos y planteamientos con la esperanza de suscitar y fortalecer las iniciativas de todos los grupos y sectores. Si las y los mexicanos no nos comprometemos hoy con la transformación de México, especialmente quienes más responsabilidades tenemos, está claro que el respeto a la dignidad de las personas como hijas e hijos de Dios, no se cumplirá en México.

6.- A todos los fieles católicos, a las mujeres y a los hombres de buena voluntad, y a todas y todos aquellos que creemos en un Dios creador les invitamos a cerrar este comunicado compartiendo esta oración que nos ha propuesto el Papa Francisco: “Dios omnipotente, que estás presente en todo el universo y en la más pequeña de tus criaturas, Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe, derrama en nosotros la fuerza de tu amor para que cuidemos la vida y la belleza. Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas sin dañar a nadie. Dios de los pobres, ayúdanos a rescatar a los abandonados y olvidados de esta tierra que tanto valen a tus ojos.

Sana nuestras vidas, para que seamos protectores del mundo y no depredadores, para que sembremos hermosura y no contaminación y destrucción. Toca los corazones de los que buscan sólo beneficios a costa de los pobres y de la tierra. Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa, a contemplar admirados, a reconocer que estamos profundamente unidos con todas las criaturas en nuestro camino hacia tu luz infinita. Gracias porque estás con nosotros todos los días. Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha por la justicia, el amor y la paz”.

Invocando a Santa María de Guadalupe les bendecimos.

Obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral Social.

S.E. Mons. Carlos Garfias Merlos

Arzobispo de Morelia
Justicia Paz y Reconciliación, Fe y Política

S.E. Mons. José Leopoldo González González

Obispo de Nogales
Presidente de CEPS-Cáritas Mexicana

S.E. Mons. Jorge Alberto Cavazos Arizpe

Obispo de San Juan de los Lagos Pastoral del Trabajo

S.E. Mons. Domingo Díaz Martínez

Arzobispo de Tulancingo Pastoral de la Salud

S.E. Mons. Andrés Vargas Peña

Obispo Auxiliar de México Pastoral Penitenciaria

S.E. Mons. José de Jesús González Hernández

Obispo de la Prelatura del Nayar Pastoral Indígena

S.E. Mons. Guillermo Ortíz Mondragón

Obispo de Cuautitlán
Pastoral de la Movilidad Humana

1 Acciones de la Iglesia Católica ante la emergencia humanitaria que enfrentan las comunidades migrantes. CEM, 2017

2 “Acciones de la Iglesia Católica…”, op.cit.

3 Mensaje de Pastoral del Trabajo, Dimensión de Pastoral del Trabajo, CEPS, mayo 2017

4 Estudio del Observatorio Nacional de la CEM sobre los desparecidos en México, mayo 2017

5 Acciones de la Iglesia Católica, op.cit.

6 Acciones de la Iglesia Católica, op.cit.

7 Véase especialmente el mensaje del pasado 4 de febrero al movimiento de focolares http://w2.vatican.va/content/francesco/it/speeches/2017/february/documents/papa-francesco_20170204_focolari.html)

 8 Mensaje de Pastoral del Trabajo, op cit.

9 Benedicto XVI, Caritas in Veritate, No. 66

10 EU and US Bishops’ recommendations on the negotiations of the Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP) (accesado 201606-16)

 

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