Día de la Mujer 2022: “Herir a una mujer es ultrajar a Dios” Papa Francisco

Pastoral para la Comunicación.-Con información de Vatican News en el Día Internacional de la Mujer, nuestros pensamientos se dirigen a quienes están experimentando un gran sufrimiento como consecuencia de la guerra que se libra en Ucrania y en el mundo.

En este año el Papa les instó a mirar su humanidad que puede regenerar el mundo. En este contexto, el conflicto entre Rusia y Ucrania ha mostrado el rostro de la mujer actual: un poliedro hecho de cuidados, fuerza, delicadeza, pero sobre todo la expresión de un amor que, en el dolor, se convierte en casa y refugio.

La mujer y la paz

El mundo mira a estas mujeres, ya sean rusas o ucranianas, en cada parte del mundo, hoy en el Día Internacional que se les dedica y en el que las palabras del Papa Francisco, pronunciadas varias veces, parecen estar cosidas a su piel quemada por el dolor. En la Solemnidad de la Madre de Dios, el 1 de enero, el Pontífice recuerda a María, la mujer del “conservar meditando” y subraya que “las madres, las mujeres, no miran el mundo para explotarlo, sino para que tenga vida. Mirando con el corazón, logran mantener unidos los sueños y lo concreto”.

“Y mientras las madres dan la vida y las mujeres conservan el mundo, trabajemos todos para promover a las madres y proteger a las mujeres. Cuánta violencia hay contra las mujeres. Basta. Herir a una mujer es ultrajar a Dios, que tomó la humanidad de una mujer, no de un ángel, no directamente, sino de una mujer. Y como de una mujer, de la Iglesia mujer, toma la humanidad de los hijos.”

La violencia contra las mujeres, un problema “casi satánico”, dijo el Papa en una entrevista televisiva con Mediaset en diciembre de 2021, tras escuchar a Giovanna con una vida familiar difícil a sus espaldas. A ella le repite el término “dignidad”:

¿Cuál es la dignidad de las mujeres golpeadas, abusadas? Me viene a la mente una imagen que se encuentra al entrar en la Basílica, a la derecha, la piedad de la Virgen, la Virgen humillada ante su hijo desnudo, crucificado, un malhechor a los ojos de todos, es decir, la madre que lo crió, totalmente humillada. Pero ella no ha perdido su dignidad y mirar esta imagen en momentos difíciles como el suyo de humillación y donde sentimos que estamos perdiendo nuestra dignidad, mirar esa imagen nos da fuerza… Mira a la Virgen, quédate con esa imagen de valor.

Humillación, sufrimiento, dureza de espíritu: hoy en el corazón de cada mujer, en determinados momentos de la vida, seguimos experimentando este vaivén. Existe el cuidado, existe la mirada que se posa en la fragilidad, en el dolor, por ejemplo, de los propios hijos.

Esa mirada femenina -explicó el Papa- transforma la desesperación y ofrece esperanza incluso en un escenario de guerra.

“Me vienen a la mente los rostros de las madres que cuidan a un niño enfermo o con dificultades.

¡Cuánto amor hay en sus ojos, que, mientras lloran, saben dar razones para la esperanza! La suya es una mirada conocedora, sin ilusiones, pero más allá del dolor y los problemas ofrece una perspectiva más amplia, la del cuidado, la del amor que regenera la esperanza”.

 

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