Dimensión Episcopal de Fe y Compromiso Social: “El compromiso cristiano en la vida política”

El compromiso cristiano en la vida política

 

Estimados señores y señoras designados por sus partidos como candidatos a los cargos públicos y de Gobierno en esta coyuntura electoral, les saludamos con todo respeto.

Desde la Dimensión Episcopal de Fe y Compromiso Social nos dirigimos a Ustedes como miembros de la Iglesia Católica por su bautismo y a quienes que recta intención desean participar en este tan importante acontecimiento que determinará el rumbo político y social de nuestro país.

En este contexto reflexionamos con Ustedes sobre la importancia de estas elecciones. A lo largo de la historia, el ser humano ha intentado encontrar la mejor forma de que una sociedad sea representada, debido a que la vida en comunidad requiere el establecimiento de reglas y con ello una forma ordenada de convivir. Una de estas reglas que se estableció desde que hombres y mujeres conviven en el mismo espacio, fue designar a un líder que guíe el quehacer cotidiano de la comunidad y, con ello, ayudar a dar respuesta a los problemas que se presentaban. El pasar de los siglos y la visión cada vez más egocéntrica de la vida provocó que la voluntad de uno fuera el quehacer de todos. El despotismo que caracterizó a los gobiernos monárquicos de Europa de los siglos X1 al XVIII, así como los modelos más actuales de totalitarismo en Latinoamérica, condujeron a la sociedad a pugnar por una representación democrática, donde quien dirige debe ser el más capaz y quien realmente dé soluciones a la comunidad.

Las elecciones, por tanto, pueden ser entendidas como el derecho formal de elegir en una comunidad a sus dirigentes y romper con formas de toma del poder conocidas como dictaduras. Es importante mencionar que las elecciones no son sinónimo de democracia, pero son la puerta hacia una vida democrática, la ventana hacia la elección de quien debe dirigir al pueblo, el espacio por el cual el ciudadano puede exigir a su representante que atienda sus demandas, además son la forma para que la élite de los políticos y el ciudadano mantengan el contacto y establezcan relaciones de intercambio positivo.

En resumen, la importancia de este próximo proceso electoral reside en el invaluable derecho que tiene el ciudadano –hombre, mujer, rico, pobre, negro, blanco, moreno, indígena, de esta o aquella religión etc.- y no dejar que las ideologías populistas, o la presión de la violencia organizada, ni el ausentismo sean quienes elijan al gobernante. Las elecciones son la espada de la sociedad, la puerta que se abre para crear instituciones democráticas y, actualmente, la mejor forma para que el ser humano busque y encuentre representación.

Por estas razones la Dimensión Fe y Compromiso Social se dirige a todos ustedes que: aspirando a un puesto de gobierno, profesando su fe y formando parte de la comunidad eclesial, se comprometan a propiciar un cambio en la realidad social de nuestro país. Desde esta óptica les compartimos la enseñanza del Papa Benedicto, siendo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en la “Nota doctrinal, sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política”, ahí afirma: El compromiso del cristiano en el mundo, en dos mil años de historia, se ha expresado en diferentes modos. Uno de ellos ha sido el de la participación en la acción política. Las actuales sociedades democráticas, exigen nuevas y más amplias formas de participación en la vida pública por parte de los ciudadanos, cristianos y no cristianos. En efecto, todos pueden contribuir por medio del voto a la elección de los legisladores y gobernantes y, a través de varios modos, a la formación de las propuestas políticas y las opciones legislativas que, según ellos, favorecen mayormente el bien común.

La vida en un sistema político democrático no podría desarrollarse provechosamente sin perder de vista que se logra con diversidad y complementariedad de formas, niveles, tareas y responsabilidades. Mediante el cumplimiento de los deberes civiles comunes, «de acuerdo con su conciencia cristiana», en conformidad con la congruencia de sus valores.

Así les proponemos asumir los siguientes criterios, que ofrezcan testimonio y credibilidad a los ciudadanos, donde urge construir esperanza en medio de la ruptura del tejido social:

 

  1. Asumir los propios principios: Los principios son un conjunto de parámetros éticos de carácter universal, dirigidos a orientar la vida en sociedad. Son universales y aplican a todos los individuos para obrar de manera correcta. Los principios humanos más importantes son: La vida, la libertad, la humanidad, el bien, la igualdad y la moralidad.
  1. Sensibilización de estos principios: Lo esperado es que se conozcan y se practiquen estos principios para hacer que la convivencia se lleve a cabo en armonía, buscando la superación personal pero nunca en detrimento de los otros. Los principios son la guía que determina aquello que es apoya o dificulta para la persona en su dignidad, y son la base de los valores humanos, éstos son cualidades que definen la conducta en la sociedad en los ámbitos: ético, moral, religioso, cívico, familiar y personal.
  1. Promover los principios y valores en las estructuras: Promover significa impulsar, estimular el desarrollo y realización de estos principios y valores. Esta promoción ha de vivirse con el cuerpo y el alma, con las manos, con la propia mirada y miradas diversas, es decir sentirlo y vivirlo. Esta actitud hace de la política un arte, y tiene que ver más con el sentir, con la provocación, con las risas; practicar así la política es hacerse lo que uno “Es” siendo.

Los invitamos a intentar desplegar los principios y valores en sus estructuras a partir de su liderazgo. Quizás sea este uno de los retos más apremiantes, estimulando los talentos visibles de ustedes y dando voz a todas las singularidades de los otros, mostrarnos que la política es una dimensión permanente de la vida.

  1. Cultivarlos en el propio partido: Fratelli Tutti (122) nos enseña que la mejor política es “para el bien común y universal, política para y con el pueblo, es decir, con caridad social, que busca la dignidad humana; y puede ser ejecutada por hombres y mujeres con amor político que integran la economía a un proyecto político, social y cultural.” Esto implica una toma de conciencia para saber que la “solidaridad es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de derechos sociales y laborales” (FT 116), aquí se encuentra el fundamento del bien común, del servicio, de la auténtica política, y que debería constituirse como elemento fundamental de cada partido.

 

Que nuestra Madre de Guadalupe, que nos llama a la reconciliación construyendo la Casita que nos reúne como Nación, nos acompañe en este tan importante ejercicio ciudadano.

 

 

Soc. Eduarda Hernández Escobar                                 Antrop. Asalia Lechuga

 

Psic. María de los Ángeles Vázquez                          Mtro. Jesús Gaviño Ortiz

 

Psic. Itzel López del Valle                             Pbro. Lic. Horacio Robles Cedillo

 

Antrop. Mariana Martínez Castillo                    Pbro. Dr. René Carrera Sánchez

 

 

+Guillermo Ortiz Mondragón

Obispo de Cuautitlán

Encargado de la DEFCS.

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