El drama de los niños migrantes

Se siente un gran escalofrío al contemplar desde Tijuana el drama humano de los "Niños de la Frontera". Se trata de niños que vienen desde Guatemala, El Salvador, Honduras y México, y que quieren atravesar la frontera con Texas, Arizona o California. 

Las autoridades políticas estadounidenses, obispos de Centroamérica y EE.UU., organizaciones humanitarias y los gobiernos de América Central y México, discuten las posibles salidas de una de las peores crisis humanitarias que ha vivido Estados Unidos en las últimas décadas. 

Estos niños salieron de sus países huyendo (que no migrando) de la pobreza, la violencia, la extorsión, el secuestro y la muerte, en sus comunidades y escuelas. 

Se trata de los inmigrantes más vulnerables, muchos de ellos se convierten en víctimas de delitos violentos o abusos sexuales. 

La gran mayoría depende de peligrosas redes de contrabando de seres humanos para que los transporten a través de América Central y México, poniendo en peligro sus vidas. 

¡Sólo son niños que buscan un refugio seguro, ya sea en su propio país, en los países vecinos o en la frontera de EE.UU.! Son refugiados y deben tratarse como tal. 

Pero existe una percepción errónea en sus países de origen, de que estos niños se reunirán de manera segura con sus padres una vez que los detengan en la frontera estadounidense. 

Nada más falso: no hay más posibilidad que la deportación. De acuerdo con la ley, si hoy día un menor cruza ilegalmente la frontera, no podrán beneficiarse de ninguna reforma migratoria actualmente bloqueada en el Congreso de EE.UU. 

Todos los niños y las familias están sujetos a los procesos de deportación. 

Mons. Salvador Cisneros

Parroquia Santa Teresa de Ávila

 

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