El Arzobispo Francisco nos invita a construir con la ayuda de la Virgen de Guadalupe una nación nueva donde reinen el amor y la paz
Tijuana, B.C. La Santísima Virgen tiene ese papel primordial de darnos a Cristo el Salvador, dijo nuestro Arzobispo, Mons. Francisco Moreno Barrón, durante la celebración eucarística de la Solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, en la Catedral.
Relató que en el año 1531 ella quiso manifestarse en el Tepeyac a Juan Diego en varias ocasiones y se presentó ante él diciendo: “Yo soy Santa María de Guadalupe, la madre del verdadero Dios por quien se vive”. Y le pidió que fuera con el Obispo Zumárraga para pedirle que se le construyera un templo donde ella quería escuchar los ruegos, las súplicas de su pueblo.
Y de varias maneras le hizo sentir a Juan Diego que era su madre y que no tenía porqué preocuparse de nada, ni de la enfermedad de su tío, de ninguna otra cosa. Que se dedicara a cumplir su encomienda: “Que no estoy yo aquí que soy tu madre, no corres por mi cuenta, que te preocupa, que te aflige”. De esta manera dispuso a Juan Diego y cuando le ordenó que cortara rosas en el cerro y en un duro invierno, lo cual parecía casi imposible, encontró rosas Juan Diego y las puso en su tosco ayate y se dirigió a la casa del Obispo Fray Juan de Zumárraga.
Y que al soltar su ayate cayeron las rosas en el suelo y se manifestó ahí en el ayate la imagen de la Santísima Virgen como se le había manifestado a Juan Diego en el cerro del Tepeyac.
También mencionó que el pueblo mexicano le construyó una basílica y cuando se estaba hundiendo se le construyó una nueva, y en todo el país se han construido muchos templos dedicados a ella.
“Si nosotros hemos hecho eso que nos pidió la Santísima Virgen ella también ha cumplido su compromiso de estar a nuestro lado, de peregrinar a través de la historia con nuestro pueblo. Las grandes gestas heroicas de nuestra patria se han realizado siempre con la presencia del estandarte de la Santísima Virgen de Guadalupe. Por eso nos sentimos orgullosamente guadalupanos y privilegiados. No ha hecho ella cosa igual con ningún otro pueblo. No diciéndolo como una manera superior, como una manera de falso orgullo, sino sabiendo que decir eso nos compromete a nosotros a vivir como verdaderos hijos de Dios”, mencionó el Arzobispo.
Pero destacó que ella vino para mostrarnos que el verdaderamente importante es su hijo Jesucristo y que le abramos nuestro corazón a él.
“El papel de la Santísima Virgen es conducirnos a Cristo Jesús”, resaltó Mons. Moreno Barrón.
Y a partir de sus apariciones se multiplicaron las conversiones al cristianismo.
“Queridos hermanos que esta solemnidad acreciente nuestro fervor y nuestro amor a Santa María de Guadalupe. Que esta solemnidad y esta fiesta nos lleve a acoger a su hijo Jesucristo, abrámosle el corazón a Cristo Jesús, Dios y hombre verdadero. Nuestro Señor y Salvador que vino al mundo a través de la Santísima Virgen María que se presentó ante nosotros morena, como una mujer de nuestra raza, de tal forma la sintiéramos nuestra y acogiéramos el fruto de sus entrañas, a Jesucristo como Señor y Salvador”, dijo el Arzobispo.
Además los invitó a presentarle un regalo como son sus necesidades, pobreza, penas morales y situaciones difíciles para que se los presentaran a su hijo Jesús, y a darle gracias por todo lo recibido.
Y a construir con la ayuda de la Virgen de Guadalupe una nación, una sociedad nueva donde reinen los valores de la justicia, de la unidad, del amor y de la paz.
La Santa Misa se llevó a cabo el 12 de diciembre a las 12:00 p.m. cuyo templo estuvo abarrotado por todos los feligreses que fueron a felicitar a nuestra Morenita del Tepeyac.